Página 229 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Efecto de las discusiones
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Moisés, no se atrevió a proferir juicio de maldición contra él, sino
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que dijo: El Señor te reprenda”.
Judas 9
.
Tan pronto como un predicador baja de la posición que un mi-
nistro siempre debiera ocupar y desciende a un papel burlesco para
ridiculizar a su oponente, o cuando es sarcástico y cortante, y se
mofa de él, hace lo que el Salvador del mundo no se atrevió a ha-
cer; porque se coloca en el terreno del enemigo. Los ministros que
contienden con opositores de la verdad de Dios no tienen que enfren-
tar meramente a hombres, sino a Satanás y a su hueste de ángeles
malignos. Satanás vigila en busca de una oportunidad para obtener
una ventaja sobre los ministros que están defendiendo la verdad, y
cuando dejan de confiar enteramente en Dios, y sus palabras no son
dichas en el espíritu y el amor de Cristo, los ángeles de Dios no los
pueden fortalecer e iluminar. Los dejan abandonados a su propia
fuerza, y los ángeles malignos presionan en sus tinieblas; por esta
razón los oponentes de la verdad a veces parecen tener la ventaja, y
la discusión hace más daño que verdadero bien.
Los siervos de Dios debieran acercarse a él. Los hermanos K,
L, M y N debieran tratar de cultivar la piedad personal, en vez de
fomentar un amor al debate. Debieran tratar de llegar a ser pastores
del rebaño, en vez de capacitarse para crear una excitación que
controle los sentimientos de la gente. Estos hermanos están en
peligro de depender más de su popularidad y su éxito con la gente
como polemistas ingeniosos que de ser obreros humildes, fieles, y
seguidores mansos y consagrados de Cristo, coadjutores con él.
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