Página 232 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
con actividades variadas, y sin embargo estar redimiendo el tiempo,
de modo que cada momento revelará un buen informe para alguien.
Ustedes han pensado que era de suprema importancia obtener
una educación en las ciencias. No hay virtud en la ignorancia, y el
conocimiento no reducirá necesariamente el crecimiento cristiano;
pero si ustedes lo buscan en base a un principio, teniendo ante la
vista el objetivo correcto y sintiendo la obligación hacia Dios de
usar las facultades para hacer bien a otros y para promover su gloria,
el conocimiento les ayudará a cumplir este fin; les ayudará a poner
en ejercicio las facultades que Dios les ha dado, y a emplearlas en
su servicio.
Pero, jóvenes, si ustedes obtienen mucho conocimiento y sin
embargo fallan en aplicarlo a un uso práctico, han fracasado en su
objetivo. Si al obtener una educación, llegan a absorberse tanto en
sus estudios que descuidan la oración y los privilegios religiosos,
y se vuelven descuidados e indiferentes hacia el bienestar de sus
almas, si dejan de aprender en la escuela de Cristo, están vendiendo
su primogenitura por un potaje de lentejas. No debieran perder ni por
un momento el objetivo por el cual están obteniendo una educación:
desarrollar sus facultades y dirigirlas de tal manera que puedan ser
más útiles y bendecir a otros en la medida de su capacidad. Si al
obtener conocimiento aumentan su amor propio y su inclinación a
excusarse de llevar responsabilidades, estarían mejor sin una educa-
ción. Si aman e idolatran los libros, y permiten que se interpongan
entre ustedes y sus deberes, de modo que están poco dispuestos
a dejar sus estudios y su lectura para realizar un trabajo esencial
que alguien debe hacer, debieran refrenar su deseo de estudiar, y
cultivar un interés por hacer las cosas por las cuales ahora no sienten
atracción. El que es fiel en lo poco también será fiel en lo mucho.
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Ustedes necesitan cultivar amor y afecto por sus padres y por
sus hermanos y hermanas. “Amaos los unos a los otros con amor
fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros. En
lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en espíritu, sir-
viendo al Señor; gozosos en la esperanza; sufridos en la tribulación;
constantes en la oración; compartiendo para las necesidades de los
santos; practicando la hospitalidad”.
Romanos 12:10-13
. Jóvenes,
no pueden permitirse sacrificar sus intereses eternos por sus estudios
escolares. Sus maestros pueden estimularlos mediante el aplauso, y