Página 234 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

230
Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
Usted ha tratado de deshacerse de las restricciones que impone la
creencia en la verdad, pero no se ha atrevido a ser demasiado audaz
en su incredulidad. Demasiado a menudo ha elegido las frivolidades
del mundo, y la compañía de aquellos que excluyen el recogimiento
y la religión, y, desde el punto de vista práctico, usted ha sido con-
siderado parte de ese grupo que desprecia la verdad. Usted no es
suficientemente fuerte en la fe o en sus propósitos como para estar en
esa sociedad. A fin de matar el tiempo ha consentido con un espíritu
de frivolidad que le ha hecho un daño positivo al embotar su concien-
cia. Usted ama la aprobación. Si gana esto en una forma honorable,
no es tan pecaminoso; pero usted está en peligro de engañarse a sí
mismo y a otros; necesita estar en guardia sobre este punto y ver
que gana toda la aprobación que recibe. Si usted es aprobado por
sus principios íntegros y valor moral, ésta es su ganancia. Pero si es
mimado, cortejado y adulado porque puede dar discursos brillantes
y comentarios apropiados, y porque es alegre, vivaz e ingenioso, y
no por su valor intelectual y moral, será considerado por hombres
y mujeres sensatos y piadosos como un objeto digno de lástima
antes que de envidia. Usted debiera precaverse contra la adulación.
Cualquiera que es suficientemente insensato como para adularlo no
puede ser su verdadero amigo. Sus verdaderos amigos le advertirán,
le implorarán y lo amonestarán, y reprobarán sus faltas.
[251]
Usted ha abierto su mente a la oscura incredulidad. Ciérrela en el
temor de Dios. Busque las evidencias, los pilares de nuestra fe, y afé-
rrese a ellos con firmeza. Usted necesita esta confianza en la verdad
presente, porque le servirá de ancla. Le impartirá a su carácter una
energía, eficiencia y noble dignidad que ganará respeto. Estimule há-
bitos de laboriosidad. Usted está fallando seriamente en esto. Tanto
usted como su hermano tienen ideas brillantes de éxito, pero recuer-
den que su única esperanza está en Dios. Sus perspectivas pueden a
veces parecerles halagadoras, pero las expectativas que los exaltan
por encima de los deberes sencillos y humildes, y de los deberes
religiosos, resultarán un fracaso. Ustedes, mis queridos amigos, ne-
cesitan humillar sus corazones ante Dios y obtener una experiencia
rica y valiosa en la vida cristiana perseverando para conocer al Señor
y bendecir a otros con vidas diarias de inmaculada pureza, de noble
integridad, de minucioso cumplimiento del deber cristiano y de las
obligaciones de la vida práctica. Ustedes tienen deberes que cumplir