Página 240 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
los tiernos, compasivos y amantes ángeles ministradores contemplan
este acto? La hija dejó que personas extrañas hicieran esas tiernas
tareas que ella tendría que haber compartido alegremente con su
agobiada hermana. Los ángeles contemplaban la escena con asombro
y tristeza y se apartaron de esta mujer egoísta. Los ángeles malos
tomaron el lugar de éstos, y ella fue llevada cautiva por Satanás a
su voluntad. Fue un instrumento de Satanás y demostró ser un gran
obstáculo para su esposo, cuyas labores fueron de poca utilidad.
La causa de Dios se habría establecido más firmemente en si
no se hubiera realizado ese último esfuerzo, porque el trabajo no se
había completado. Se suscitó un interés, pero se dejó que se hundiera
donde jamás podría levantarse nuevamente. Le ruego, hermano R,
que compare las Escrituras previamente citadas, relativas al trabajo
y al ministerio de Cristo, con su curso de conducta a través de sus
labores como ministro del evangelio, pero más especialmente en el
caso que he mencionado, donde el deber era demasiado claro para
equivocarse si la conciencia y los afectos no hubieran llegado a
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paralizarse por una larga trayectoria de continua idolatría del yo.
Debido a que ustedes abandonaron a sus padres en sus sufri-
mientos cuando ellos necesitaban ayuda, la iglesia se vio obligada a
asumir esta carga y a velar por los miembros sufrientes del cuerpo de
Cristo. En este descuido desalmado ustedes atrajeron la desaproba-
ción de Dios sobre sus personas. Dios no pasa por alto ligeramente
esas cosas. Son registradas por los ángeles. Dios no puede prosperar
a aquellos que van directamente en contra del deber tan claramente
especificado en su Palabra, a saber, la obligación de los hijos hacia
sus padres. Los hijos que no sienten más obligación hacia sus padres
terrenales que la que ustedes han sentido, sino que tan fácilmente
pueden apartarse de las responsabilidades que pesan sobre ellos, no
tendrán el debido respeto hacia su Padre celestial; no reverenciarán
ni respetarán las demandas que Dios les hace. Si les faltan el respeto
y deshonran a sus padres terrenales no respetarán ni amarán a su
Creador. Al descuidar a sus padres, su esposa transgredió el quinto
precepto del Decálogo: “Honra a tu padre y a tu madre, para que
tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da”.
Éxodo
20:12
. Éste es el primer mandamiento con promesa. Aquellos que
faltan al respeto o deshonran a sus padres no pueden esperar que los
acompañará la bendición de Dios. Nuestros padres tienen derechos