Página 241 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Ministros centrados en ellos mismos
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sobre nosotros que no podemos desechar o considerar livianamente.
Pero los hijos que no han sido educados ni controlados en la infancia,
a quienes se les ha permitido hacer de ellos mismos el objeto de
su atención y buscar egoístamente su propia comodidad evitando
cargas, se vuelven desalmados y no respetan las demandas de sus
padres, que velaron por ellos durante su infancia.
Hermano R, usted mismo ha sido egoísta en estas cosas y grande-
mente deficiente en su deber. Ha requerido atención y cuidado, pero
no ha retribuido de la misma manera. Ha sido egoísta y exigente, y
frecuentemente ha sido irrazonable y le ha dado a su esposa ocasión
para sufrir mortificaciones. Ambos han sido desconsiderados y sor-
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prendentemente egoístas. Se han sacrificado poco por causa de la
verdad. Usted, como también su esposa, han evitado cargas, y han
ocupado una posición de que se los sirva en vez de tratar de ser la
menor carga posible.
Los ministros de Cristo debieran sentir que tienen la obligación,
si reciben la hospitalidad de sus hermanos o amigos, de dejar una
bendición con la familia tratando de animar y fortalecer a sus miem-
bros. No debieran descuidar los deberes de un pastor cuando visitan
de casa en casa. Debieran familiarizarse con cada miembro de la
familia, para poder comprender la condición espiritual de todos, y
variar su manera de trabajar a fin de considerar el caso de cada uno.
Cuando un ministro que lleva el solemne mensaje de amonestación
al mundo recibe la cortesía hospitalaria de amigos y hermanos, y
descuida los deberes de un pastor del rebaño por causa de su ejemplo
y comportamiento negativos, ocupándose con los jóvenes en conver-
saciones frívolas, y en chancear y bromear, y en relatar anécdotas
humorísticas para provocar risa, es indigno de ser un ministro del
evangelio y necesita ser convertido antes que se le confíe el cuidado
de las ovejas y los corderos. Los ministros que descuidan los debe-
res que le incumben a un pastor fiel dan evidencias de que no están
santificados por las verdades que presentan a otros y no debieran ser
sostenidos como obreros en la viña del Señor hasta que tengan un
alto sentido del carácter sagrado de la obra de un ministro de Cristo.
Cuando sólo hay que asistir a reuniones vespertinas, hay mucho
tiempo que puede usarse con gran provecho visitando de casa en
casa, encontrando a la gente donde ellos están. Y si los ministros
de Cristo tienen las gracias del Espíritu, si imitan al gran Ejemplo,