Página 242 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
encontrarán acceso a los corazones y ganarán almas para Cristo.
Algunos ministros que llevan el último mensaje de misericordia
son demasiado reservados y fríos. No aprovechan las oportunidades
que tienen de ganar la confianza de los incrédulos mediante su
conducta ejemplar, su interés abnegado por el bien de otros, su
bondad, paciencia, humildad de mente, y su cortesía respetuosa.
Estos frutos del Espíritu ejercerán una influencia mucho mayor
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que la predicación en el púlpito sin un esfuerzo individual en las
familias. Pero la predicación de verdades directas, probatorias, a
la gente, y esfuerzos individuales correspondientes de casa en casa
para respaldar el esfuerzo del púlpito, extenderá grandemente la
influencia para el bien, y se convertirán almas a la verdad.
Algunos de nuestros ministros llevan responsabilidades dema-
siado livianas y esquivan los cuidados y las cargas individuales; por
esta razón no sienten la necesidad de la ayuda de Dios que sentirían
si levantaran las cargas que la obra de Dios y nuestra fe les requiere
que levanten. Cuando tienen que llevarse cargas en esta causa, y
cuando aquellos que las llevan son colocados en lugares difíciles,
sentirán la necesidad de vivir cerca de Dios, para que puedan tener
la confianza de encomendarle a él sus caminos y reclamar en fe esa
ayuda que sólo él puede dar. Ellos entonces estarán obteniendo dia-
riamente una experiencia en la fe y la confianza, que es de supremo
valor para los ministros del evangelio. Su trabajo es más solemne
y sagrado que lo que los ministros generalmente comprenden. De-
bieran llevar consigo una influencia santificada. Dios requiere que
aquellos que ministran en cosas sagradas sean hombres que sientan
celo por su causa. La carga de su trabajo debiera ser la salvación
de las almas. Hermano R, usted no ha sentido como el profeta Joel
describe: “Entre la entrada y el altar lloren los sacerdotes ministros
de Jehová, y digan: Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no entregues
al oprobio tu heredad”.
Joel 2:17
. “Los que sembraron con lágrimas,
con regocijo segarán. Irá andando y llorando el que lleva la preciosa
semilla; mas volverá a venir con regocijo, trayendo sus gavillas”.
Salmos 126:5, 6
.
Hermano R, se me mostró en qué marcado contraste ha estado
su trayectoria de trabajo en comparación con los requerimientos de
la Palabra de Dios. Usted ha sido descuidado en sus palabras y en
su conducta. Las ovejas han llevado la carga de cuidar al pastor,