Página 243 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

Ministros centrados en ellos mismos
239
de amonestar, reprobar, exhortar y llorar por el curso de acción
temerario de su pastor, quien, al aceptar su cargo, reconoce que es
el portavoz de Dios. Sin embargo, él se interesa mucho más por sí
[260]
mismo que por las pobres ovejas. Usted no ha sentido una carga
por las almas. No ha salido a sus labores llorando y orando por las
almas para que los pecadores pudieran convertirse. Si usted hubiera
hecho esto habría estado sembrando la semilla que brotaría después
de muchos días y daría fruto para la gloria de Dios. Cuando no hay
trabajo que usted pueda hacer al amor de la lumbre, en conversación
y oración con las familias, debiera entonces mostrar laboriosidad
y economía de tiempo, y educarse para llevar responsabilidades
mediante un empleo útil.
Usted y su esposa podrían haberse ahorrado muchos momentos
desafortunados y habrían gozado de más alegría y felicidad si hu-
bieran buscado menos su comodidad y combinado el trabajo físico
con sus estudios. Sus músculos fueron hechos para ser usados, no
para estar inactivos. Dios les dio a Adán y Eva todo lo que requerían
sus necesidades; sin embargo su Padre celestial sabía que necesi-
taban ocupación a fin de retener su felicidad. Si usted, hermano R,
hubiera ejercitado sus músculos trabajando con sus manos cierta
porción de cada día, combinando el trabajo con el estudio, su mente
estaría mejor equilibrada, sus pensamientos serían de un carácter
más puro y elevado, y su sueño sería más natural y saludable. Su
cabeza estaría menos confusa y sin ideas estúpidas causadas por un
cerebro congestionado. Sus pensamientos sobre la verdad sagrada
serían más claros, y sus facultades morales más vigorosas. A usted
no le agrada trabajar; pero si hiciera más ejercicio físico diariamente
sería para su bien; éste estimularía la sangre que fluye lentamente,
de modo que tuviera una actividad saludable que lo elevaría por
encima del descontento y los achaques.
Usted no debería descuidar el estudio diligente, pero tendría
que orar pidiendo luz de Dios para que él abra su entendimiento
a los tesoros de su Palabra, de modo que pueda estar cabalmente
equipado para toda buena obra. Nunca estará en una posición en la
que no le sea necesario velar y orar fervientemente para vencer las
tentaciones que lo acosan. Necesitará estar protegido continuamente
[261]
para mantener al yo fuera de la vista. Usted ha fomentado el hábito de
hacer muy prominente su persona, explayándose en las dificultades