Página 257 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Un excesivo amor de ganancias
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Usted se ha interpuesto directamente en el camino de la salvación
de sus hijos. Usted atribuye la indiferencia de ellos hacia las cosas
religiosas a causas que no son las verdaderas. Su ejemplo es una
piedra de tropiezo para ellos. Ellos saben por sus frutos, por sus
palabras y obras, que usted no cree en la pronta venida de Cristo.
Algunos de ellos no vacilan en burlarse de la idea de la pronta
venida de Cristo y de la brevedad del tiempo. Se alegran mucho
cuando usted hace un trato astuto. Piensan que el padre es sagaz en
los negocios y que nadie puede aventajarlo, y ellos están siguiendo
sus pasos. La fe sin obras, estando sola, es muerta. El dinero le
ha dado poder, y usted ha usado ese poder para aprovecharse de
las necesidades de otros. Sus especulaciones en la vida comercial
no han sido honestas, usted no ha sido justo con sus semejantes.
Por sus negocios usted ha sacrificado su reputación de cristiano
y de hombre honesto. Mediante negocios justos, los medios no
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han llegado a su poder suficientemente rápido para satisfacer su
sed de ganancia, y usted frecuentemente ha hecho más pesadas las
cargas del pobre aprovechándose de su necesidad para incrementar
su propiedad. Piense bien, hermano S. Usted está teniendo terribles
pérdidas con tal de conseguir ganancias terrenales. Está perdiendo
la noble integridad y la virtud celestial, en la hora de la tentación.
¿Es esto ganancia o pérdida? ¿Es usted más rico o más pobre con
todo ese aumento? Para usted es una terrible pérdida, porque toma
demasiado del tesoro que podría haber estado acumulando en el
cielo.
Cada oportunidad de ayudar a un hermano en necesidad, o para
ayudar a la causa de Dios a esparcir la verdad, es una perla que usted
puede enviar de antemano y depositar en el banco del cielo para que
sea guardada. Dios lo está examinando y probando. Él le ha estado
dando sus bendiciones con una mano generosa y está observando
ahora para ver qué uso hace de ellas, para ver si ayudará a los que
necesitan ayuda y si sentirá el valor de las almas y hará todo lo que
pueda con los medios que él le ha confiado. Cada oportunidad de
ésas que es aprovechada aumenta su tesoro celestial. Pero el amor
al yo lo ha inducido a preferir las posesiones terrenales aun a costa
de las celestiales. Usted elige los tesoros que la polilla y el orín
corrompen antes que escoger los que son tan perdurables como la
eternidad. Es su privilegio ejercer tierna compasión y bendecir a