Página 268 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
suficiente que los ministros presenten temas teóricos; deben también
presentar los temas prácticos. Deben estudiar las lecciones prácticas
que Cristo dio a sus discípulos, y hacer una detenida aplicación de las
mismas a sus propias almas y a las de la gente. Porque Cristo da este
testimonio de reprensión, ¿supondremos que le faltan sentimientos
de tierno amor hacia su pueblo? ¡Oh, no! El que murió para redimir
al hombre de la muerte, ama con amor divino, y a aquellos a quienes
ama los reprende. “Yo reprendo y castigo a todos los que amo”.
Pero muchos no quieren recibir el mensaje que el cielo les manda
gracias a su misericordia. No pueden soportar que se les hable de su
negligencia en el cumplimiento del deber, ni de sus malas acciones,
de su egoísmo, orgullo y amor al mundo.
Se me mostró que Dios ha colocado sobre mi esposo y sobre mí
la obra especial la de dar un testimonio claro a su pueblo, y alzar la
voz en alto y no detenernos, para mostrar al pueblo sus transgresiones
y a la casa de Israel sus pecados. Pero hay algunos que no aceptarán
el mensaje de reprensión, y levantarán las manos para escudar a
aquellos a quienes Dios reprobaría y corregiría. Siempre se los
encuentra simpatizando con las personas a quienes Dios quisiera
hacerles sentir su verdadera pobreza.
La palabra del Señor, hablada mediante sus siervos, es recibida
por muchos con objeciones y temores. Y muchos diferirán su obe-
diencia a las advertencias y reprensiones dadas, esperando hasta que
toda sombra de incertidumbre sea quitada de sus mentes. La incredu-
lidad que demanda conocimiento perfecto [antes de obedecer] nunca
cederá a la evidencia que Dios se complace en dar. Él requiere de su
pueblo una fe que descansa sobre el peso de la evidencia, no sobre
un conocimiento perfecto. Los seguidores de Cristo que aceptan la
luz que Dios les envía, deben obedecer la voz de Dios que les habla,
cuando hay muchas otras voces que protestan contra ella. Distinguir
la voz de Dios requiere discernimiento.
Aquellos que no actúan cuando el Señor los llama, sino que es-
peran tener evidencias más seguras y oportunidades más favorables,
caminarán en tinieblas, porque la luz será retirada. La evidencia
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dada un día, si es rechazada, puede ser que nunca se repita.
Muchos son tentados respecto a nuestra obra y la ponen en duda.
Algunos, en su condición tentada, le echan la culpa de las dificulta-
des y perplejidades del pueblo de Dios a los testimonios de reproche