Página 273 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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El caso de Acab, una advertencia
Bajo el gobierno pervertido de Acab, Israel se apartó de Dios
y corrompió sus caminos ante él. “Y Acab hijo de Omri hizo lo
malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes
de él. Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam
hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de
los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró. E hizo altar a Baal,
en el templo de Baal que él edificó en Samaria. Hizo también Acab
una imagen de Asera, haciendo así Acab más que todos los reyes de
Israel que reinaron antes que él, para provocar la ira de Jehová Dios
de Israel”.
1 Reyes 16:30-33
.
Acab era débil en fuerza moral. No tenía un sentido elevado de
las cosas sagradas: era egoísta y sin principios. Su unión matrimonial
con una mujer de carácter resuelto y temperamento positivo, que
estaba dedicada a la idolatría, los convirtió a ambos en agentes
especiales de Satanás para llevar al pueblo de Dios a la idolatría y
a una apostasía terrible. El espíritu decidido de Jezabel moldeó el
carácter de Acab. Su naturaleza egoísta era incapaz de apreciar las
misericordias de Dios hacia su pueblo y sus obligaciones para con
Dios como el guardián y dirigente de Israel. El temor de Dios estaba
disminuyendo cada día en Israel. Las manifestaciones blasfemas
de su idolatría ciega se veían entre el pueblo de Dios. No había
nadie que se atreviera a exponer su vida oponiéndose abiertamente
a la idolatría blasfema que prevalecía. Los altares de Baal, y los
sacerdotes de Baal que hacían sacrificios al sol, la luna y las estrellas,
eran conspicuos por todas partes. Habían consagrado templos y
bosquecillos donde se colocaban las obras de los hombres para
que fueran adoradas. Los beneficios que Dios daba a su pueblo
no provocaban en ellos gratitud al Dador. Todas las mercedes del
cielo—los arroyos desbordantes, las corrientes de aguas vivas, el
suave rocío, las lluvias que refrescaban la tierra y hacían que los
campos produjeran abundantemente—, las atribuían al favor de sus
dioses.
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