Página 28 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
cosas puede parecer buena en su orden; pero no había llegado el
momento para asumir una posición general sobre estos puntos. Y
aquellos que adoptan la posición de ellos y abogan por el desuso
completo de la leche, la manteca y el azúcar, no debieran tener estas
cosas en su mesa. El hermano B, aun cuando adoptaba esta posición
en el
Reformer
con el Dr. Trall—respecto a los efectos perjudiciales
de la sal, la leche y el azúcar—, no practicaba las cosas que enseñaba.
Estas cosas se usaban diariamente sobre su mesa.
Muchos de nuestro pueblo habían perdido su interés en el
Refor-
mer,
y diariamente se recibían cartas con este pedido desalentador:
“Por favor, cancele mi suscripción al
Reformer
”. Se recibieron cartas
del Oeste, donde el país es nuevo y la fruta escasa, preguntando:
“¿Cómo viven en Battle Creek los amigos de la reforma de la salud?
¿Prescinden enteramente de la sal? Si es así, no podemos actual-
mente adoptar la reforma pro salud. No podemos conseguir sino
poca fruta, y hemos abandonado el uso de la carne, el té, el café y el
tabaco; pero necesitamos tener algo para sostener la vida”.
Nosotros habíamos pasado algún tiempo en el Oeste y conocía-
mos la escasez de fruta, y simpatizábamos con nuestros hermanos
que en forma concienzuda estaban tratando de armonizar con el cuer-
po de adventistas observadores del sábado. Se estaban desanimando
y algunos se estaban apartando de la reforma pro salud, temiendo
que en Battle Creek fueran radicales y fanáticos. No podíamos des-
pertar interés en ninguna parte del Oeste para conseguir suscriptores
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al
Health Reformer
. Veíamos que los escritores en el
Reformer
se
estaban alejando de la gente y los estaban dejando detrás. Si asumi-
mos posiciones que los cristianos conscientes, que son ciertamente
reformadores, no pueden adoptar, ¿cómo podemos esperar que be-
neficiaremos a esa clase a la que sólo podemos alcanzar desde el
punto de vista de la salud?
No debemos ir más rápido que aquellos cuyas conciencias e
intelectos están convencidos de las verdades que defendemos. De-
bemos encontrar a la gente donde está. Algunos de nosotros hemos
necesitado muchos años para arribar a nuestra posición actual en la
reforma pro salud. El logro de una reforma en la dieta es un trabajo
lento. Tenemos que encontrarnos con apetitos poderosos, porque
el mundo está dado a la glotonería. Si le concediéramos a la gente
tanto tiempo como el que nosotros hemos requerido para llegar al