Página 299 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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El sacrificio en el Monte Carmelo
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cielos con aspecto de bronce. La séptima vez le informa a Elías que
se ve una pequeña nube del tamaño aproximado de la mano de un
hombre. Esto es suficiente para satisfacer la fe de Elías. No espera
que los cielos se ennegrezcan para que el asunto esté asegurado. En
esa pequeña nube que se levanta su fe oye el sonido de una lluvia
abundante. Sus obras están en armonía con su fe. Envía un mensaje
a Acab mediante su siervo: “Unce tu carro y desciende, para que la
lluvia no te ataje”.
1 Reyes 18:44
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