Página 300 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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La humildad de Elías
Aquí Elías arriesgó algo basándose en su fe. No esperó que
hubiera evidencias visibles. “Y aconteció, estando en esto, que los
cielos se oscurecieron con nubes y viento, y hubo una gran lluvia. Y
subiendo Acab, vino a Jezreel. Y la mano de Jehová estuvo sobre
Elías, el cual ciñó sus lomos, y corrió delante de Acab hasta llegar a
Jezreel”.
1 Reyes 18:45, 46
.
Durante el día Elías había pasado por momentos de gran agi-
tación y trabajo; pero el Espíritu del Señor vino sobre él porque
había sido obediente y había hecho la voluntad divina al ejecutar
a los sacerdotes idólatras. Algunos estarán listos para decir: ¡Qué
hombre duro y cruel debe haber sido Elías! Y cualquiera que de-
fiende el honor de Dios a cualquier riesgo atraerá sobre sí censura y
condenación por parte de un grupo grande.
La lluvia comenzó a descender. Era de noche y la lluvia en-
ceguecedora le impedía a Acab ver su camino. Elías, fortalecido
por el Espíritu y el poder de Dios, se ciñó su burda vestimenta y
corrió delante del carruaje de Acab, guiándole en su camino hasta
la entrada de la ciudad. El profeta de Dios había humillado a Acab
delante de su pueblo. Había dado muerte a sus sacerdotes idólatras,
y ahora quería mostrarle a Israel que reconocía a Acab como su rey.
Como un acto de homenaje especial guió su carro, corriendo delante
de él hasta la entrada de la puerta de la ciudad.
Aquí hay una lección para los jóvenes que profesan ser siervos de
Dios, llevando su mensaje, y que se consideran muy encumbrados.
No pueden señalar nada notable en su experiencia, como podía
hacerlo Elías, sin embargo se consideran demasiado grandes como
para cumplir deberes que estiman humildes. No descenderán de su
dignidad ministerial para prestar un servicio necesario, temiendo
que estarán realizando el trabajo de un siervo. Todos ellos debieran
aprender del ejemplo de Elías. Su palabra privó a la tierra de los
tesoros del cielo, el rocío y la lluvia, durante tres años. Sólo su
palabra fue la llave para abrir el cielo y traer la lluvia. Fue honrado
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