Página 327 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

Pioneros en la causa
323
de que puedan ponerlos a un lado antes que sea demasiado tarde
para corregir los errores.
Algunos están listos para preguntar: ¿Quién le dijo estas cosas
a la hermana White? Incluso me han hecho la pregunta a mí: ¿Le
dijo alguien estas cosas? Pude contestarles: Sí; sí, el ángel de Dios
me ha hablado. Pero lo que ellos quieren decir es: ¿Los hermanos y
hermanas han estado exponiendo las faltas de ellos? Para el futuro,
no empequeñeceré los testimonios que Dios me ha dado, para hacer
explicaciones que traten de satisfacer a esas mentes tan estrechas,
sino que trataré todas esas preguntas como un insulto al Espíritu
de Dios. Dios ha visto conveniente ponerme en una posición en la
que no ha colocado a ningún otro en nuestras filas. Me ha impuesto
cargas de reprensión que no ha dado a ninguna otra persona. Mi
esposo ha permanecido a mi lado para respaldar los
Testimonios
y dar su voz en unión con el testimonio de reprensión. Ha sido
obligado a asumir una posición firme para rechazar la incredulidad y
rebelión, que ha sido audaz y desafiante, y que derribaría cualquier
testimonio que yo pudiera dar, porque los que eran reprobados se
sintieron heridos y profundamente afectados por el reproche dado.
Esto es exactamente como Dios lo planeó. Era su propósito que ellos
se sintieran afectados. Era necesario que se sintieran así antes que
sus corazones orgullosos se entregaran a sus pecados, para que ellos
limpiaran sus corazones y vidas de toda iniquidad.
En cada movimiento de avance que Dios nos ha guiado para que
efectuemos, en cada paso ganado por el pueblo de Dios, han estado
[347]
listas las herramientas de Satanás entre nosotros, para dar un paso
atrás y sugerir dudas e incredulidad, y para arrojar obstáculos en
nuestro camino, a fin de debilitar nuestra fe y valor. Hemos tenido
que mantenernos como guerreros, listos para forzar y pelear nuestro
camino en medio de la oposición que se ha levantado. Esto ha hecho
que nuestro trabajo sea diez veces más difícil de lo que habría sido
de otro modo. Hemos tenido que mantenernos firmes e inflexibles
como una roca. Esta firmeza ha sido interpretada como terquedad
y obstinación. Dios nunca planeó que nos desviáramos, primero
a la derecha y luego a la izquierda, para complacer las mentes de
hermanos no consagrados. Él planeó que nuestro camino fuera recto.
Una persona y otra han venido a nosotros, profesando tener una gran
preocupación por nosotros para que vayamos por este camino o aquel