Página 341 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Soñar despierto
Querida hermana E: Se me ha mostrado que usted necesita una
conversión completa. Usted ha aceptado la verdad, pero no ha reci-
bido las bendiciones que trae la verdad, porque no ha experimentado
su poder transformador. Usted está en peligro de perder ambos mun-
dos a menos que experimente una obra de gracia más cabal en su
corazón y a menos que su voluntad sea puesta en conformidad con
la mente y la voluntad de Cristo.
Usted no está ahora en la huella correcta para obtener esa paz
y felicidad que el creyente genuino, humilde y portador de la cruz,
está seguro de recibir. Usted tiene el molde del carácter de su padre.
Tiene una disposición egoísta; no comprende esto, pero es así. Sus
principales pensamientos son para usted, para agradarse a sí misma,
para hacer las cosas que más le complacen, sin interesarle la felicidad
de los que la rodean. Usted está cometiendo un error en la búsqueda
de la felicidad. Si la encuentra, será en el cumplimiento del deber y
el olvido del yo. Mientras sus pensamientos se concentren tanto en
usted, no puede ser feliz.
Usted descuida de ocuparse alegremente en la obra que Dios le
ha dejado para hacer. Pasa por alto los deberes comunes y sencillos
que están directamente en su camino, y su mente desvaría pensando
en algún trabajo más grande, que se imagina que será más compatible
con su gusto, y que suplirá el vacío que hay en su vida, la aridez de
su alma. Seguramente usted se chasqueará aquí. La obra que Dios le
ha dejado para hacer es asumir los deberes comunes y cotidianos que
están a su alrededor, y realizar los deberes sencillos y domésticos
de la vida con alegría, no mecánicamente, sino poniendo su corazón
en lo que hace, realizando con su corazón, como también con sus
manos, los deberes sencillos que están delante suyo.
Usted no procura hacer felices a otros; sus ojos no están abiertos,
tratando de discernir qué cosas pequeñas puede hacer, qué pequeñas
atenciones en las cortesías diarias de la vida puede mostrar a sus
padres y a los miembros de la familia. Usted ha sentido demasiado
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