Página 36 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

32
Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
arrepentirse de su infidelidad y redimir el tiempo. Su ejemplo había
influido sobre muchos en Battle Creek en la dirección equivocada.
El hermano B se recuperó de su enfermedad, pero él y su familia
se sintieron muy poco humillados bajo la mano de Dios. La obra
del Espíritu Santo, y la sabiduría procedente de él, no se manifiestan
para que nos sintamos felices y satisfechos con nosotros mismos,
sino para que nuestras almas puedan renovarse en conocimiento y
verdadera santidad. Cuánto mejor habría sido para este hermano si
su dolencia lo hubiera inducido a efectuar un fiel escudriñamiento
de corazón, a descubrir las imperfecciones de su carácter, para que
pudiera eliminarlas, y con espíritu humilde salir del horno como oro
purificado, reflejando la imagen de Cristo.
[36]
La iglesia le ayudó a sobrellevar la enfermedad que él mismo
se había acarreado. Se proveyeron personas que lo cuidaran y en
gran medida la iglesia sobrellevó sus gastos; sin embargo ni él
ni su familia apreciaron esta generosidad y bondad de parte de
la iglesia. Sintieron que merecían todo lo que se hizo por ellos.
Cuando el hermano B se levantó de su enfermedad, se sintió mal
dispuesto hacia mi esposo porque él desaprobó su conducta, que era
tan censurable. Se unió con otros para lastimar la influencia de mi
esposo, y desde que dejó la oficina no se ha sentido bien. Resistió
pobremente la prueba de ser examinado por Dios.
El hermano B no ha aprendido aún la lección que tendrá que
aprender si finalmente quiere ser salvo: negar el yo y resistir su deseo
de placer. Tendrá que ser nuevamente humillado y probado aun más
de cerca, porque fracasó en soportar las pruebas del pasado. Ha
desagradado a Dios al justificar al yo. Tiene apenas poca experiencia
en participar de los sufrimientos de Cristo. Ama la ostentación y
no economiza sus recursos. El Señor sabe. Él pesa los sentimientos
internos y las intenciones del corazón. Él comprende al hombre.
Prueba nuestra fidelidad. Requiere que le amemos y sirvamos con
toda la mente y el corazón y las fuerzas. Los amantes del placer
pueden aparentar una forma de piedad que incluso implique cierta
abnegación, y pueden sacrificar tiempo y dinero, y sin embargo el yo
no ha sido subyugado, y la voluntad no se ha sometido a la voluntad
de Dios.
La influencia de las niñas D fue muy mala en Battle Creek. No
habían sido educadas. Su madre había descuidado su sagrado deber