Página 370 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
semblante les es sumamente dolorosa. Su rostro es como el sol;
no pueden mirarlo. Cuando Moisés advierte la dificultad, cubre su
rostro con un velo. No arguye que la luz y la gloria que están sobre
su rostro es el reflejo de la gloria de Dios que él ha puesto sobre su
persona, y que el pueblo debe soportarla, sino que cubre su gloria.
La pecaminosidad del pueblo hace que les sea doloroso contemplar
su rostro glorificado. Así ocurrirá cuando los santos de Dios sean
glorificados justo antes del segundo advenimiento de nuestro Señor.
Los impíos se apartarán y retraerán del espectáculo, porque la gloria
en los rostros de los santos les causará dolor. Pero toda esta gloria
sobre Moisés, todo este sello divino que se vio en el humilde siervo
de Dios, es olvidado.
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