Página 372 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
salvarse. Pero el arrepentimiento y la humillación de la congregación
deben ser proporcionales a su transgresión. La revelación del poder
notable de Dios los ha colocado más allá de la incertidumbre. Si
lo aceptan, pueden tener un conocimiento de la verdadera posición
y la sagrada investidura de Moisés y Aarón. Pero su descuido en
considerar las evidencias que Dios les había dado fue fatal. No com-
prendieron la importancia de una acción inmediata de su parte para
buscar el perdón de Dios por sus graves pecados.
Esa noche de prueba para los hebreos no la pasaron confesando
y arrepintiéndose de sus pecados, sino ideando alguna manera para
resistir las evidencias que les mostraban que eran grandes pecadores.
Todavía acariciaban su odio envidioso hacia los hombres nombrados
por Dios y se fortalecieron en su conducta alocada de resistir la
autoridad de Moisés y Aarón. Satanás estaba cerca para pervertir
el juicio y guiarlos a ciegas a la destrucción. Sus mentes se habían
envenenado completamente con desafecto, y habían llegado a la
conclusión fuera de toda duda de que Moisés y Aarón eran hombres
malvados, y que eran responsables por la muerte de Coré, Datán
y Abiram, a quienes consideraban que habrían sido los salvadores
de los hebreos al traer un mejor orden de cosas, donde la alabanza
tomaría el lugar de la reprensión, y la paz el lugar de la ansiedad y
el conflicto.
El día anterior, todo Israel había huido alarmado ante los gritos
de los pecadores condenados que descendieron al abismo; porque
dijeron: “No nos trague también la tierra”.
Números 16:34
. “El día
siguiente, toda la congregación de los hijos de Israel murmuró contra
Moisés y Aarón, diciendo: Vosotros habéis dado muerte al pueblo
de Jehová”.
vers. 41
. En su indignación estaban listos para atacar
violentamente a los hombres designados por Dios, quienes, según
ellos creían, habían cometido un gran error al matar a aquellos que
eran buenos y santos.
Pero la presencia del Señor se manifestó en su gloria sobre el
tabernáculo, y el rebelde Israel fue detenido en su curso demente
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y presuntuoso. La voz del Señor desde su terrible gloria les habla
ahora a Moisés y Aarón con la misma orden que les había dado el
día anterior para dirigirse a la congregación de Israel: “Apartaos de
en medio de esta congregación, y los consumiré en un momento”.
Números 16:45
.