Página 373 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Se desprecia la misericordia
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Aquí encontramos una impresionante exhibición de la ceguera
que envuelve a las mentes humanas que se apartan de la luz y la
evidencia. Vemos la fuerza de la rebelión que se ha arraigado, y
cuán difícil es someterla. Seguramente los hebreos habían tenido
la evidencia más convincente en la destrucción de los hombres que
los habían engañado; pero todavía resistieron en forma audaz y
desafiante, y acusaron a Moisés y Aarón de matar a hombres buenos
y santos. “Porque como pecado de adivinación es la rebelión, y como
ídolos e idolatría la obstinación”.
1 Samuel 15:23
.
Moisés no sentía la culpa del pecado y no se alejó rápidamente
ante la palabra del Señor para dejar que la congregación pereciera,
como los hebreos que habían huido de las tiendas de Coré, Datán y
Abiram el día anterior. Moisés se dilató, porque él no podía consentir
en dejar que pereciera toda esa vasta multitud, aunque sabía que
merecían el castigo de Dios por su persistente rebelión. Se postró
ante Dios porque el pueblo no sentía la necesidad de humillarse;
hizo mediación por ellos porque no sentían necesidad de intercesión
en su favor.
Moisés aquí simboliza a Cristo. En este momento crítico Moisés
manifestó el interés del verdadero Pastor por el rebaño que está a su
cuidado. Imploró que la ira de un Dios ofendido no destruyera com-
pletamente al pueblo de su elección. Y por su intercesión detuvo el
brazo de la venganza, para que no fuera exterminado completamente
el Israel desobediente y rebelde. Le dio instrucciones a Aarón en
cuanto a qué hacer en esa terrible crisis cuando la ira de Dios se había
manifestado y había comenzado la plaga. Aarón se mantuvo de pie
con su incensario, agitándolo ante el Señor, mientras la intercesión
de Moisés ascendía con el humo del incienso. Moisés no se atrevió a
cesar sus ruegos. Se aferró a la fuerza del Ángel, como hiciera Jacob
en su lucha nocturna, y como Jacob, prevaleció. Aarón estaba entre
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los vivos y los muertos cuando llegó la misericordiosa respuesta:
He oído tu oración, y no consumiré completamente. Los mismos
hombres a quienes la congregación despreciaba y a quienes habrían
dado muerte fueron los que intercedieron en su favor para que la
espada vengadora de Dios pudiera enfundarse y el Israel pecador
fuera perdonado.
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