Página 374 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Despreciadores de los reproches
El apóstol Pablo afirma claramente que lo experimentado por
los israelitas en sus viajes fue registrado para beneficio de los que
viven en esta época, aquellos en quienes los fines de los siglos han
parado. No consideramos que nuestros peligros sean menores que
aquellos que corrieron los hebreos, sino mayores. Seremos tentados
a manifestar celos y a murmurar, y habrá rebelión abierta, según se
registra acerca del antiguo Israel. Habrá siempre un espíritu tendiente
a levantarse contra la reprensión de pecados y males. Pero, ¿deberá
callarse la voz de reprensión por causa de esto? En tal caso, no
estaremos en mejor condición que las diversas denominaciones del
país que temen mencionar los errores y pecados predominantes en
el pueblo.
Aquellos a quienes Dios apartó como ministros de la justicia
tienen solemnes responsabilidades en lo que se refiere a reprender
los pecados del pueblo. Pablo ordenó a Tito: “Esto habla, y exhorta
y reprende con toda autoridad. Nadie te menosprecie”.
Tito 2:15
.
Siempre habrá quienes desprecien al que se atreva a reprender el
pecado; pero hay ocasiones en que debe darse la reprensión. Pablo
incitó a Tito a que reprendiese severamente a ciertas clases de per-
sonas, para que fuesen sanas en la fe. Los hombres y las mujeres
de diferentes temperamentos que se reúnen para formar la iglesia,
tienen peculiaridades y defectos. A medida que éstos se desarrollen,
requerirán reprensión. Si los que se hallan en puestos importantes
no los reprendieran nunca ni exhortasen, pronto se produciría una
condición de desmoralización que deshonraría grandemente a Dios.
Pero, ¿cómo será dada la reprensión? Dejemos contestar al apóstol:
“Con toda paciencia y doctrina”.
2 Timoteo 4:2
. Los buenos prin-
cipios deben aplicarse a la persona que necesite reprensión, pero
nunca se deben pasar por alto, con indiferencia, los males que haya
entre el pueblo de Dios.
Habrá hombres y mujeres que desprecien la reprensión y que
siempre se rebelarán contra ella. No es agradable que se nos presen-
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