Página 386 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
prefieran los placeres de este mundo a la paz que Cristo da a quien
busca fervientemente su voluntad y la hace alegremente?
Dios pesa nuestros caracteres, conducta y motivos en la balanza
del santuario. Será algo terrible si nuestro Redentor, quien murió en
la cruz para atraer nuestros corazones a él, nos declara faltos de amor
y obediencia. Dios nos ha concedido dones grandes y preciosos.
Nos ha dado luz y un conocimiento de su voluntad para que no
necesitemos errar o andar en tinieblas. Ser pesado en la balanza y ser
hallado falto en el día del juicio y recompensa finales, será terrible,
un error espantoso que nunca podrá ser corregido. Amigos jóvenes,
¿se recorrerá en vano el libro de Dios para buscar vuestros nombres?
Dios os ha señalado una obra que debéis hacer para él, y que
os hará colaboradores con él. En todo vuestro derredor hay almas
que salvar. Hay personas a quienes podéis estimular y bendecir por
vuestros fervientes esfuerzos. Podéis apartar las almas del pecado y
llevarlas a la justicia. Cuando comprendáis vuestra responsabilidad
para con Dios, sentiréis la necesidad de ser fieles en la oración,
fieles en cuanto a velar contra las tentaciones de Satanás. Si sois
verdaderamente cristianos, os sentiréis más inclinados a lamentaros
por las tinieblas morales del mundo que a participar de su liviandad
y ostentación. Estaréis entre aquellos que suspiran y lloran por las
abominaciones que se cometen en la tierra. Resistiréis las tentaciones
de Satanás a participar de la vanidad y de los adornos ostentosos.
Sólo una mente estrecha y un intelecto atrofiado pueden satisfacerse
con esas cosas triviales y descuidar las altas responsabilidades.
Los jóvenes de nuestra época pueden trabajar con Cristo si quie-
ren; y al trabajar, su fe se fortalecerá, y aumentará su conocimiento
de la voluntad divina. Cada verdadero propósito y acto correcto será
registrado en el libro de la vida. Ojalá pudiera yo despertar a los
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jóvenes para que vean y sientan cuán pecaminoso es vivir para su
propia satisfacción, y atrofiar su intelecto con las cosas vanas de esta
vida. Si quisieran elevar sus pensamientos y palabras por encima de
los atractivos frívolos de este mundo, y tener por propósito glorificar
a Dios, su paz, que supera todo entendimiento, les pertenecerá.
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