Página 389 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Humillación de Cristo
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Por lo cual, salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, y no
toquéis lo inmundo; y yo os recibiré, y seré para vosotros por Padre,
y vosotros me seréis hijos e hijas, dice el Señor Todopoderoso”.
2
Corintios 6:14-18
.
¡Cuán misericordiosa y tiernamente obra nuestro Padre celestial
con sus hijos! Los guarda de mil peligros que ellos no ven, y los
protege contra las artes sutiles de Satanás, para que no sean des-
truidos. Debido a que nuestra corta visión no discierne el cuidado
protector de Dios mediante sus ángeles, no procuramos contem-
plar y apreciar el interés siempre vigilante que nuestro bondadoso y
benevolente Creador tiene en la obra de sus manos; y no nos mos-
tramos agradecidos por la multitud de mercedes que nos concede
diariamente.
Los jóvenes ignoran los muchos peligros a los cuales están
expuestos diariamente. No podrían nunca conocerlos plenamente a
todos; pero si velan y oran Dios mantendrá sus conciencias sensibles
y claras sus percepciones, para que disciernan las operaciones del
enemigo y sean fortalecidos contra sus ataques. Pero muchos de los
jóvenes han seguido durante tanto tiempo sus propias inclinaciones,
que el deber es una palabra que no tiene significado para ellos. No
comprenden los altos y santos deberes que han de cumplir para
beneficiar a otros y glorificar a Dios; y descuidan en absoluto su
cumplimiento.
Si los jóvenes tan sólo pudieran despertarse y sentir profunda-
mente su necesidad de fuerza divina para resistir las tentaciones de
Satanás, obtendrían preciosas victorias y una experiencia valiosa en
la guerra cristiana. ¡Cuán pocos de los jóvenes piensan en la exhor-
tación del inspirado apóstol Pedro: “Sed sobrios, y velad; porque
vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor
buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe”.
1 Pedro
5:8, 9
. En la visión dada a Juan, él vio el poder de Satanás sobre los
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hombres, y exclamó: “¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!
porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo
que tiene poco tiempo”.
Apocalipsis 12:12
.
La única seguridad de los jóvenes estriba en velar y orar humil-
demente, sin cesar. No deben hacerse la ilusión de que pueden ser
cristianos sin esto. Satanás oculta sus tentaciones y designios bajo
un manto de luz, como cuando se acercó a Cristo en el desierto. Se