Página 390 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
presentó entonces como uno de los ángeles celestiales. El adversario
de nuestras almas se acercará como huésped celestial; y el apóstol
recomienda como nuestra única seguridad la sobriedad y la vigilan-
cia. Los jóvenes que se entregan a la negligencia y la liviandad y
que descuidan los deberes cristianos, caen continuamente bajo las
tentaciones del enemigo, en vez de vencer como Cristo venció.
El servicio de Cristo no es pesada rutina para el alma plenamente
consagrada. La obediencia a nuestro Salvador no nos resta felicidad
ni verdadero placer en esta vida, sino que ejerce un poder refinador
y elevador sobre nuestro carácter. El estudio diario de las precio-
sas palabras de vida halladas en la Biblia fortalece el intelecto y
nos permite conocer las obras grandiosas y gloriosas de Dios en la
naturaleza. Por el estudio de las Escrituras obtenemos un conoci-
miento correcto de cómo vivir a fin de disfrutar la mayor felicidad
sin sombra. El que estudia la Biblia se arma también de argumentos
bíblicos para hacer frente a las dudas de los incrédulos y eliminarlas
por la clara luz de la verdad. Los que han escudriñado las Escrituras
pueden estar siempre fortalecidos contra las tentaciones de Satanás,
cabalmente equipados para toda buena obra, y preparados para dar
una razón de la esperanza que hay en ellos a todo aquel que así lo
demande.
Demasiado a menudo se deja en las mentes la impresión de
que la religión es degradante y que es un acto de condescendencia
de parte de los pecadores aceptar las normas de la Biblia como su
regla de vida. Piensan que sus requerimientos son toscos y que, al
aceptarlos, deben renunciar a todos sus gustos por lo que es hermoso
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y en cambio tienen que aceptar lo que es humillante y degradante.
Satanás nunca lanza un engaño mayor sobre las mentes que éste. La
religión pura de Jesús requiere de sus seguidores la sencillez de la
belleza natural y el pulimento del refinamiento natural y la pureza
elevada antes que lo artificial y lo falso.
Aunque la religión pura se considera exigente en sus demandas
y, especialmente entre los jóvenes, se la contrasta desfavorablemente
con el brillo y el oropel falso del mundo, y los requerimientos de la
Biblia son considerados como pruebas humillantes, que niegan el
yo y le roban todos los encantos a la vida, la religión de la Biblia
siempre tiene una tendencia a elevar y refinar. Y si los profesos
seguidores de Cristo practicaran en sus vidas los principios de la