Página 402 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
25
. Su Señor toma nota de sus palabras y declara: “Siervo malo y
negligente, sabías que siego donde no sembré, y que recojo donde
no esparcí. Por tanto, debías haber dado mi dinero a los banqueros,
y al venir yo, hubiera recibido lo que es mío con los intereses”.
vers.
26, 27
.
Este siervo inútil no ignoraba los planes de Dios, pero se pro-
puso firmemente estorbar el propósito de Dios, y luego le acusó de
injusticia al exigir el rédito de los talentos que se le habían confiado.
Esta misma queja y murmuración la formula una clase numerosa
de hombres pudientes que profesan creer la verdad. Como el siervo
infiel, temen que se les exija el interés del talento que Dios les prestó,
para adelantar la difusión de la verdad; por lo tanto, lo inmovilizan
invirtiéndolo en tesoros terrenales y sepultándolo en el mundo, y lo
aseguran de tal manera que no tienen nada o casi nada para invertir
en la causa de Dios. Lo han enterrado, temiendo que Dios exigiera
parte del capital o del interés. Cuando, al exigírsela su Señor, traen la
cantidad que les fue dada, aducen ingratas excusas por no haber con-
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fiado a los banqueros e invertido en la causa de Dios, para ejecutar
su obra, los recursos que el Señor les había prestado.
El que desfalca los bienes de su Señor no sólo pierde el talento
que Dios le prestó, sino también la vida eterna. De él se dice: “Al
siervo inútil echadle en las tinieblas de afuera”.
vers. 30
. El siervo
fiel, que invierte su dinero en la causa de Dios para salvar almas,
emplea sus recursos para gloria de Dios y recibirá el elogio del
Maestro: “Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre
mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor”.
vers. 21
. ¿Cuál será
el gozo de nuestro Señor? Será el gozo de ver almas salvadas en el
reino de gloria. “El cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de
Dios”.
Hebreos 12:2
.
La idea de que son administradores debe tener una influencia
práctica sobre todos los hijos de Dios. La parábola de los talentos,
debidamente comprendida, desterrará la avaricia, a la que Dios llama
idolatría. La benevolencia práctica dará vida espiritual a millares de
los que nominalmente profesan la verdad, pero que actualmente la-
mentan las tinieblas que los circundan. Los transformará de egoístas
y codiciosos adoradores de Mammón [las riquezas], en fervientes y
fieles colaboradores de Cristo en la salvación de los pecadores.