Página 42 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
guaje y las pruebas. El poder de concentrar la mente sobre un tema
con exclusión de todos los demás, es bueno hasta cierto punto; pero
el ejercicio constante de esta facultad cansa los órganos encargados
de esa obra; les impone un recargo excesivo y como resultado no
se alcanza a realizar la mayor cantidad de bien. Un conjunto de
órganos tiene que sufrir el desgaste principal mientras que los otros
permanecen dormidos. La mente no puede ejercitarse así en forma
sana, y por consiguiente la vida se acorta.
Todas las facultades deben sobrellevar una parte de la labor,
obrando armoniosamente, equilibrándose unas a otras. Los que de-
dican toda la fuerza de su mente a un tema adolecen de grandes
deficiencias en otros puntos, pues sus facultades no son cultivadas
por igual. El tema que consideran encadena su atención, y los induce
a seguir profundizando más y más el asunto. A medida que se intere-
san y absorben en el tema, ven más conocimientos y luz. Pero son
pocas las mentes que pueden seguirlos, a menos que hayan dedicado
al tema los mismos pensamientos profundos. Existe el peligro de
que estos hombres aren y planten las semillas de la verdad a tal
profundidad que las tiernas y preciosas hojas nunca lleguen a la
superficie.
A menudo se realiza trabajo duro e innecesario, que nunca será
apreciado. Si los que tienen la facultad de concentrarse tan inten-
samente la cultivan a expensas de las demás, no pueden tener una
mente bien proporcionada. Son como máquinas en las cuales un solo
juego de engranajes trabaja a la vez. Mientras que algunas ruedas
se herrumbran en la inactividad, otras se están gastando por el uso
constante. Los hombres que cultivan una o dos facultades, y no las
ejercitan todas por igual, no pueden realizar en el mundo la mitad
del bien que Dios quiso que realizaran. Son hombres unilaterales;
utilizan solamente la mitad del poder que Dios les ha dado, mientras
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que la otra mitad se herrumbra e inutiliza por la inactividad.
Si las personas dotadas de esta clase de mente tienen un tra-
bajo especial que requiere reflexión, no deben ejercitar todas sus
facultades en ese asunto con exclusión de todo otro interés. Aunque
dediquen la mayor parte de su atención al tema que estudian, los
otros ramos de la obra deben recibir el beneficio de una parte de su
tiempo. Esto será mejor para ellos y para la causa en general. Un
ramo de la obra no debe recibir la atención exclusiva en detrimento