Página 43 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Mentes desequilibradas
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de todos los demás. En sus escritos, algunos deben precaverse cons-
tantemente de no oscurecer puntos que son claros, cubriéndolos con
muchos argumentos que no serán de interés vital para el lector. Si se
espacian tediosamente en ciertos puntos, dando todo detalle que se
les ocurra, su trabajo estará casi perdido. El interés del lector no será
bastante profundo para estudiar el asunto hasta el final. Se pueden
hacer confusos los puntos más esenciales de la verdad si se presta
atención a todo detalle minucioso. Se abarca mucho terreno, pero
la obra a la cual se dedica tanta labor no producirá todo el bien que
podría hacer si despertara interés general.
En esta época, cuando fábulas agradables surgen a la superficie
y atraen la mente, la verdad presentada en estilo fácil apoyada en
algunas pocas pruebas indubitables, es mejor que la investigación
destinada a hacer un despliegue abrumador de evidencias; porque
entonces las diversas mentes no considerarán el argumento tan claro
como antes de que las evidencias les fueran presentadas. Para mu-
chos, los asertos positivos resultan mucho más convincentes que los
largos argumentos. Los tales toman muchas cosas por sentadas y las
pruebas no les ayudan a decidir el caso.
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