Página 434 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
Así sucede con usted, hermano A. No debe apresurarse dema-
siado y esperar demasiado de mentes oscurecidas. Debe albergar
la humilde esperanza de que Dios impartirá bondadosamente la
influencia misteriosa, vivificadora de su Espíritu, sólo mediante la
cual sus labores no serán en vano en el Señor. Necesita aferrarse
a Dios mediante una fe viviente, comprendiendo a cada momento
sus peligros y su debilidad, y buscando constantemente esa fuerza
y poder que sólo Dios puede dar. Por más que se esfuerce lo mejor
que pueda, por usted mismo no puede hacer nada.
Usted necesita educarse para poder tener sabiduría a fin de tratar
con las mentes. Con algunos debiera mostrarse compasivo, haciendo
una diferencia, mientras que a otros puede salvarlos con temor,
sacándolos del fuego. Nuestro Padre celestial frecuentemente nos
deja en la incertidumbre en cuanto a nuestros esfuerzos. Debemos
sembrar junto a todas las aguas, no sabiendo qué prosperará, si
esto o aquello. Podemos estimular nuestra fe y energía en base a la
Fuente de nuestra fuerza, y apoyarnos en él con plena y completa
dependencia.
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Hermano A, usted necesita trabajar con la máxima diligencia
para controlar el yo y desarrollar un carácter en armonía con los
principios de la Palabra de Dios. Necesita educarse y prepararse a fin
de llegar a ser un pastor de éxito. Necesita cultivar un temperamento
bueno: amable, alegre, animado, generoso, compasivo, cortés, con
rasgos compasivos de carácter. Debiera vencer un espíritu malhumo-
rado, intolerante, estrecho, criticón, arrogante. Si está vinculado a la
obra de Dios necesita batallar vigorosamente contra el yo y formar
su carácter tras el Modelo divino.
Sin un esfuerzo constante de su parte aparecerá alguna mani-
festación negativa, bajo la influencia de una mente corrupta, la que
obstruirá su camino; ante este obstáculo usted se sentirá inclinado
a acusar a algo que no es la verdadera causa. Usted necesita auto-
disciplina. Nuestra piedad no debiera ser agria, fría y adusta, sino
amante y dócil. Un espíritu censurador pondrá barreras en su camino
y cerrará los corazones contra usted. Si no depende humildemente
de Dios, frecuentemente cerrará su propio camino con obstáculos y
causará lo mismo en la senda de otros.
Usted necesita estar en guardia para no enseñar la verdad ni
cumplir sus deberes con un espíritu intolerante, lo que excitará el