Página 440 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen”.
Mateo 7:6
. Estas son las palabras del Redentor del mundo.
Los ministros de Dios no debieran considerar como un gran
privilegio la oportunidad de participar en una discusión. No deben
llevarse al frente todos los puntos de nuestra fe y ser presentados
ante multitudes llenas de prejuicio. Jesús habló en parábolas ante
los fariseos y saduceos, ocultando la claridad de la verdad bajo
símbolos y figuras porque ellos usarían incorrectamente las verdades
que él les presentaba; pero a sus discípulos les hablaba claramente.
Debiéramos aprender del método de enseñanza de Cristo y tener
cuidado de no herir a la gente presentando verdades que, al no estar
explicadas plenamente, ellos de ninguna manera están preparados
para recibirlas.
Debieran exponerse primero las verdades que sustentamos en
común y obtenerse la confianza de los oyentes; luego, cuando puede
llevarse al público con uno, podemos avanzar lentamente con los
temas que se presenten. Se necesita gran sabiduría para presentar
de la manera más cautelosa una verdad impopular ante un público
con prejuicios, de modo que pueda ganarse acceso a sus corazones.
Las discusiones colocan ante la gente, que ignora nuestra posición y
desconoce la verdad bíblica, un conjunto de argumentos hábilmente
elaborados y arreglados cuidadosamente para encubrir por completo
los claros puntos de verdad. Algunos hombres se han especializado
en encubrir afirmaciones claras sobre verdades de la Palabra de Dios
mediante sus teorías engañosas, que las hacen plausibles a aquellos
que no han investigado por su cuenta.
Estos agentes de Satanás son difíciles de enfrentar, y cuesta tener
paciencia con ellos. Pero cada ministro de Cristo debiera cultivar
calma, paciencia y dominio propio. Los que combaten la verdad
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se han educado para la batalla intelectual. Están preparados para
presentar los sofismas y las aseveraciones superficiales como la
Palabra de Dios. Confunden a las mentes ingenuas y oscurecen la
verdad, mientras presentan a la gente fábulas agradables en lugar de
la pura verdad bíblica.
Muchos eligen la oscuridad en vez de la luz porque sus hechos
son malos. Pero existen aquellos que, si la verdad pudiera haber sido
presentada en una manera diferente, bajo distintas circunstancias,
dándoles una oportunidad justa para pesar los argumentos perso-