Página 450 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

446
Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
Se me mostró a muchas familias que no están viviendo como
Jesús desearía que vivieran; tienen un trabajo que hacer en el hogar
antes que puedan progresar en la vida divina. Se me mostró el caso
del hermano B y se me señaló el tiempo cuando él primero aceptó la
verdad. Ésta tuvo entonces una influencia transformadora en su vida.
En cierta medida se había olvidado del yo por el interés que sentía
por la verdad. Procuraba mostrar su fe con sus obras, y sus intereses
personales pasaron a un plano secundario. Amaba la obra del Señor
y trataba alegremente de promover el interés de su causa; el Señor
aceptó sus esfuerzos para servirle, y la mano del Señor lo prosperó.
Se me mostró que el hermano B desagradó a Dios y se acarreó
gran oscuridad cuando se pronunció en contra de sus hermanos
respecto a la manera correcta de observar el sábado. Los intereses
del hermano B estaban en juego y él se negó a ver el punto correcto
del asunto bajo consideración. Si hubiera estado en la luz, nunca
habría tomado el curso de acción que tomó cuando regresó del Este.
Se me llevó a otro punto en su historia y vi el recorrido que siguió.
Mientras estaba entre incrédulos no permitía que su luz brillara ante
los hombres de tal modo que al ver sus obras buenas glorificaran a
nuestro Padre que está en el cielo. Se olvidó de Dios y de su deber
de representar correctamente a su Salvador en todo lugar y ocasión.
El hermano B es especialmente débil en algunos puntos; ama
la alabanza y la adulación, y le agrada el placer y recibir honores.
Se enalteció mucho y hablaba mucho y oraba poco, y Dios lo dejó
librado a su debilidad, porque él no llevó fruto para la gloria de Dios.
En ese viaje tuvo una oportunidad de hacer mucho bien, pero no
comprendió que debía rendir cuentas a Dios por sus talentos y que
como un mayordomo de Dios sería llamado a rendir cuenta si había
usado su capacidad para agradarse a sí mismo o para glorificar a
Dios. Si el hermano B hubiera sentido el poder del amor de Cristo
en su corazón, habría sentido un interés por la salvación de aquellos
con quienes se puso en contacto, para poder hablarles palabras que
los hicieran reflexionar en cuanto a sus intereses eternos.
[480]
Tuvo una oportunidad para sembrar la semilla de verdad, pero
no la aprovechó como debería haberlo hecho. Tendría que haber
practicado su religión mientras estaba entre sus familiares. Su pro-
fesión santa y la verdad de Dios deberían haberse mezclado con
todos sus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Cristo