Página 451 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Unidad en la iglesia
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ordena a sus seguidores que caminen en la luz. Caminar significa
avanzar, esforzarnos, ejercitar nuestra capacidad, estar ocupados ac-
tivamente. A menos que nos ejercitemos en las buenas obras a las
que nuestro Salvador nos ha llamado, y sintamos la importancia del
esfuerzo personal en esta obra, tendremos una religión enfermiza,
raquítica. Ganamos nuevas victorias mediante nuestra experiencia
en el trabajo. Obtenemos fuerza y actividad caminando en la luz,
para que podamos tener energía a fin de correr en el camino de los
mandamientos de Dios. Podemos aumentar nuestras fuerzas en cada
paso que avancemos hacia el cielo. Dios bendecirá a su pueblo sólo
cuando tratan de ser una bendición para otros. Nuestras virtudes
maduran y se desarrollan mediante el ejercicio.
Se me mostró que mientras el hermano B estuvo en Battle Creek
fue débil en poder moral. No había estado tratando de aferrarse a
Dios y de preservar su alma en pureza de pensamiento y acción, y se
lo dejó para que siguiera sus propias ideas y recibiese impresiones
que fueron perjudiciales para su interés espiritual. Se encontró con
aquellos que pervertían la verdad y ellos lo indujeron a creer cosas
que no eran ciertas; y como él había abierto la puerta al enemigo y
lo había recibido como a un ángel de luz, fue fácilmente vencido por
la tentación.
Se llenó perversamente de prejuicios y albergó sospechas de
aquellos en quienes Dios quería que confiara. Veía las cosas en una
luz pervertida, y las reuniones que tendrían que haber sido para él
una gran fuente de fortaleza, fueron dañinas. Así era como Satanás
lo deseaba, para que el hermano B perdiera confianza en los hombres
a quienes Dios había designado para que dirigiesen esta obra. Llegó
a discrepar con ellos y con el corazón de la obra. Era como un barco
en alta mar sin un ancla o un timón. Si él no podía confiar en aquellos
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que estaban al frente de la obra, no confiaría en nadie.
El hermano B tiene poca consideración o respeto por sus herma-
nos; piensa que su juicio y su propio conocimiento y su capacidad
son superiores a los de ellos; por lo tanto no recibirá nada de ellos,
no confiará en su juicio, ni buscará su consejo, a menos que pueda
dirigir y enseñarles. Actuará de acuerdo con su propio juicio, sin
tener en cuenta los sentimientos, tristezas o ruegos de sus hermanos.
Cuando apartó su confianza del corazón de la obra, Satanás sabía
que era una presa segura, a menos que esta confianza pudiera ser