Página 460 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

Basic HTML Version

456
Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
ellos; entonces Dios puede usarlos como instrumentos para salvar el
uno al otro; porque puede ser que uno no discierna los peligros que
el ojo de otro es rápido para percibir; pero si la persona desprevenida
obedece con confianza la advertencia, puede salvarse de grandes
perplejidades y pruebas.
Cuando Jesús estaba por dejar a sus discípulos, oró por ellos
en una manera sumamente conmovedora y solemne para que todos
pudieran ser uno “como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me
enviaste. La gloria que me diste, yo les he dado, para que sean uno,
así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean
perfectos en unidad, para que el mundo conozca que tú me enviaste,
y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”.
Juan
17:21-23
. El apóstol Pablo en su primera epístola a los Corintios
los exhorta a la unidad: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre
de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y
que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente
unidos en una misma mente y en un mismo parecer”.
1 Corintios
1:10
.
Dios está sacando a un pueblo del mundo y guiándolo a la
plataforma exaltada de la verdad eterna, los mandamientos de Dios
y la fe de Jesús. Él disciplinará y capacitará a su pueblo. No estarán
en desacuerdo, uno creyendo una cosa y otro teniendo fe y puntos de
vista enteramente opuestos, cada uno avanzando independientemente
del cuerpo. A través de la diversidad de los dones y de los tipos de
administración que él ha colocado en la iglesia, llegarán todos ellos
a la unidad de la fe. Si un hombre toma sus ideas de la verdad bíblica
[491]
sin tener en cuenta las opiniones de sus hermanos, y justifica su
conducta alegando que tiene el derecho de sustentar sus propias
ideas peculiares, y luego quiere imponérselas a otros, ¿cómo puede
estar cumpliendo la oración de Cristo? Y si surge otro y aún otro,
cada uno afirmando su derecho a creer y hablar lo que le agrada sin
referencia a la fe del cuerpo de creyentes, ¿dónde estará esa armonía
que existió entre Cristo y su Padre, y por la que Cristo oró para que
pudiera existir entre sus hermanos?
Dios está guiando a un pueblo y estableciéndolo en la única y
gran plataforma de fe, los mandamientos de Dios y el testimonio
de Jesús. Le ha dado a su pueblo una cadena confiable de la verdad