Página 468 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
en morar en su casa? El edificio es bueno, pero la casa no es lo que
hace la felicidad interior. Aquellos que viven dentro de las paredes
la convierten en un cielo o un infierno. Usted no respeta a la madre
de sus hijos. Les permite que sean desobedientes e irrespetuosos.
Usted puede decir: “¿Por qué la hermana White me viene con
esto? Yo no tengo fe en las visiones”. Yo lo sabía desde antes que
intentara escribirle, pero siento que ha llegado el tiempo de expo-
nerle estas cosas. Debo decirle la verdad, porque espero enfrentar
en el juicio lo que aquí he escrito imperfectamente. He esperado,
confiando en que podría decirle algo que llegaría a su corazón y
lo suavizaría por las palabras que he escrito aquí. Pero he perdido
toda esperanza en esa dirección, porque usted se ha fortificado con
una armadura tan impenetrable como el acero. Usted no aceptará
nada que no satisfaga su mente. Se me mostró que habría sido mejor
para la causa de la verdad presente si usted nunca hubiera abrazado
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la verdad del sábado. Su conciencia no es muy sensible; usted está
cegado por el enemigo.
He renunciado a toda esperanza de hacer algo para la iglesia
en _____ mientras usted sea una piedra de tropiezo para ellos. En
un tiempo usted amó la verdad, y si hubiera seguido en la senda
de la verdad y la santidad ahora sería un embajador para Cristo.
Usted tendrá que rendir una cuenta terrible en el gran día de Dios
por sus talentos que no han sido desarrollados. Usted tenía buenas
aptitudes. Dios le prestó estos talentos para que los pusiera en buen
uso, pero usted abusó de esos dones. Si hubiera usado del lado
correcto la capacidad que Dios le había dado, habría hecho mucho
en la ganancia de almas para Cristo, y vería en el reino de los cielos
almas salvadas por su intermedio. Pero usted ha desparramado en
vez de juntar con Cristo. Sus hermanos se han desanimado de tratar
de levantarse y avanzar, porque usted, como una fuerza opositora,
neutraliza lo bueno que ellos harían.
El corazón de Dios nunca ha anhelado salvar a sus hijos terre-
nales con un amor más profundo y una ternura más compasiva que
ahora. Nunca hubo un tiempo cuando Dios estuviera más dispuesto
y esperando para hacer más por su pueblo que ahora. Y él instruirá
y salvará a todos los que eligen ser salvados en la manera que él ha
establecido. Aquellos que son espirituales pueden discernir cosas
espirituales y ver señales de la presencia y la obra de Dios en todas