Página 509 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Liderazgo
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que enfrenten resultarán para ellos bendiciones positivas. Ganarán
fuerzas mentales y espirituales para ser usadas en ocasiones impor-
tantes con los mejores resultados. Aprenderán a confiar en ellos
mismos y ganarán confianza por propia experiencia de que Dios
realmente los está conduciendo y guiando. Y al enfrentar el peligro
y experimentar verdadera angustia de espíritu se ven obligados a
meditar y se los hace sentir la necesidad de orar en su esfuerzo por
avanzar inteligentemente y promover la causa de Dios; encuentran
que el conflicto y la perplejidad requieren el ejercicio de la fe y la
confianza en Dios, y de esa firmeza que desarrolla poder. Constante-
mente está surgiendo la necesidad de nuevos medios y recursos para
enfrentar emergencias. Se pide que entren en uso facultades que
estarían inactivas si no fuera por estas necesidades apremiantes de
la obra de Dios. Esto proporciona una experiencia variada de modo
que no habrá necesidad de hombres de una sola idea y de aquellos
que sólo tienen una preparación parcial.
Los hombres de fuerza y poder en esta causa, a quienes Dios
usará para su gloria, son aquellos que han sufrido oposición, frus-
tración y obstrucción en sus planes. Los hermanos B y C podrían
haber convertido sus fracasos en victorias importantes; pero en vez
de esto, han rehuido las responsabilidades que los expondrían a la
posibilidad de cometer errores. Estos preciosos hermanos han fraca-
sado en obtener esa educación que se fortalece por la experiencia,
y que la lectura y el estudio y todas las ventajas obtenidas de otro
modo jamás les darán.
Usted, hermano A, ha tenido fuerza para llevar algunas respon-
sabilidades. Dios ha aceptado sus labores enérgicas y bendecido
sus esfuerzos. Ha cometido algunos errores, pero debido a algunos
fracasos en ninguna manera debiera interpretar mal su capacidad ni
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desconfiar de la fuerza que puede encontrar en Dios. No ha estado
dispuesto y listo para asumir responsabilidades. Se inclina natural-
mente a rehuirlas y a elegir un puesto más fácil, a escribir y ejercitar
la mente donde no están implicados intereses especiales, vitales.
Usted comete un error al depender de mi esposo para que le diga
qué hacer. Ésta no es la obra que Dios le ha dado a mi esposo.
Usted debiera investigar qué debe hacer y levantar usted mismo las
cargas desagradables. Dios lo bendecirá si lo hace. Debiera llevar
responsabilidades vinculadas con la obra de Dios de acuerdo con