Página 518 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 3
grandemente. Tenemos luz preciosa sobre la verdad bíblica que
debiéramos decir a la gente.
Se me mostró que Dios no se propuso que mi esposo llevara las
cargas que ha llevado durante los últimos cinco meses. Se ha dejado
que caiga sobre él la carga del trabajo en conexión con la causa. Esto
ha ocasionado perplejidad, cansancio y debilidad nerviosa, lo que
ha traído como resultado desaliento y depresión. Desde el comienzo
de la causa ha habido una falta de acción armoniosa de parte de sus
hermanos. Sus hermanos en el ministerio han amado la libertad. No
han llevado las responsabilidades que podrían haber cumplido, y
han fallado en ganar la experiencia que podrían haber tenido para
capacitarlos a fin de permanecer en los puestos de mayor responsabi-
lidad relativos a los intereses vitales de la causa de Dios en el tiempo
presente. Justificaron su negligencia en llevar responsabilidades con
el argumento de que temían desprestigiarse más adelante.
La religión que profesamos está teñida por nuestra disposición y
nuestros temperamentos, por lo tanto es de máxima importancia que
mediante el ejercicio fortalezcamos los puntos débiles de nuestro
carácter y que se debiliten los puntos fuertes, desfavorables, traba-
jando en la dirección opuesta y fortaleciendo las cualidades inversas.
Pero algunos hermanos no han hecho lo que podrían y deberían
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haber hecho, y lo que le habría dado a mi esposo suficiente ánimo
y ayuda como para continuar llevando algunas responsabilidades
a la cabeza de la iglesia. Sus compañeros de trabajo no avanzaron
independientemente, acudiendo a Dios en busca de luz a fin de saber
cuál era su deber; no siguieron en las providencias que Dios había
abierto ni consultaron juntos en cuanto a planes de operación ni se
unieron en sus planes y maneras de trabajar.
Desde que vinimos a Míchigan el verano pasado, el Señor ha
bendecido las labores de mi esposo en una manera especial. Ha sido
sostenido de un modo muy notable para hacer el trabajo que era tan
necesario que se hiciera. Si los asociados con él hubieran estado
alertas para ver y entender las necesidades de la causa de Dios en
nuestro último campestre de Míchigan, se podrían haber realizado
las muchas cosas que no estaban hechas. Se fracasó al no enfrentar
las necesidades de la ocasión. Si el hermano A se hubiera mantenido
con buen ánimo en Dios, caminando en la luz, listo para ver qué
había que hacer, y ejecutando el trabajo con presteza, estaríamos