Página 545 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Ternura y solidaridad en el hogar
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recibir afecto. Cada palabra de ternura, cada expresión de aprecio
y de aliento afectuoso, serán recordadas por ella, y redundarán en
bendiciones sobre su esposo. Su naturaleza indiferente necesita ser
puesta en estrecho contacto con Cristo, para que esa rigidez y reserva
fría puedan ser subyugadas y suavizadas por el amor divino. No será
un acto de debilidad o un sacrificio de la virilidad y dignidad darle a
su esposa expresiones de ternura y comprensión mediante palabras
y actos; y que esto no termine dentro del círculo familiar, sino que
se extienda a aquellos que están fuera de la familia. L tiene una obra
que hacer por sí mismo que nadie puede hacer por él. Puede llegar
a ser fuerte en el Señor llevando cargas en su causa. Sus afectos
y amor debieran centrarse en Cristo y en las cosas celestiales, y
debiera estar formando un carácter para la vida eterna.
La apreciada K tiene ideas muy limitadas de lo que significa
ser cristiano. Se ha liberado de las cargas que Cristo llevó por ella.
No está dispuesta a llevar la cruz de Jesús y no ha ejercitado de la
mejor manera la capacidad, los talentos, que Dios le ha dado. No ha
llegado a ser fuerte en fortaleza moral y en valor, ni ha sentido el peso
de la responsabilidad individual. No ha querido sufrir oprobio por
causa de Cristo, considerando la promesa: “Si sois vituperados por el
nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu
de Dios reposa sobre vosotros”.
1 Pedro 4:14
. “Si sufrimos, también
reinaremos con él”.
2 Timoteo 2:12
. El Maestro tiene un trabajo
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para que cada uno haga. Ninguno puede estar ocioso, ninguno puede
ser negligente y egoísta, y sin embargo perfeccionar un carácter
cristiano. Quiere que todos los miembros de su familia abran sus
corazones a la influencia benigna del amor y la gracia de Dios,
para que su compasión por otros pueda desbordar las fronteras del
yo y los cercos de los muros familiares, como hizo el samaritano
en favor del extranjero pobre y sufriente a quien el sacerdote y el
levita descuidaron y lo dejaron muriéndose. Se me mostró que hay
muchos que necesitan nuestra comprensión y consejo; y cuando
consideramos que podemos pasar por este mundo sólo una vez,
que nunca podemos regresar para reparar los errores que hemos
cometido, ¡cuán importante es que pasemos por él como debemos!
Hace un tiempo se me mostró el caso de J. Le fueron presen-
tados fielmente sus errores y faltas; pero en el último cuadro que
se me reveló vi que todavía existían las faltas, que ella era fría y