Página 566 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Diligencia en el ministerio
Se me ha mostrado que existe el peligro de que nuestros jóvenes
ministros entren en el campo y se ocupen en la obra de enseñar la
verdad a otros cuando no están capacitados para la sagrada obra
de Dios. No tienen un sentido justo del carácter sagrado de la obra
para este tiempo. Sienten un deseo de estar vinculados a la obra,
pero fallan en llevar las cargas que se encuentran directamente en
la senda del deber. Hacen aquello que les cuesta poco esfuerzo e
inconvenientes, y descuidan de volcar toda su alma en el trabajo.
Algunos son demasiado indolentes como para tener éxito en
asuntos comerciales y son deficientes en la experiencia necesaria
para hacerlos buenos cristianos en una capacidad privada; sin em-
bargo se sienten competentes para ocuparse en la obra que de todas
es la más difícil, la de tratar con las mentes y procurar convertir
a las almas del error a la verdad. El corazón de algunos de estos
ministros no está santificado por la verdad. Los tales son meramen-
te piedras de tropiezo para los pecadores y están obstruyendo el
camino de los verdaderos obreros. Se requerirá un esfuerzo más
firme para educarlos de modo que tengan las ideas correctas, y no
perjudiquen la causa de Dios, que para hacer el trabajo. Dios no
puede ser glorificado, ni su causa puede progresar con obreros no
consagrados y enteramente deficientes en las cualidades necesarias
para ser ministros evangélicos. Algunos ministros jóvenes que salen
a trabajar por otros necesitan ellos mismos convertirse a la religión
genuina de la Biblia.
Se me mostró el caso del hermano R de _____, quien en diversos
sentidos ilustra los casos de otras personas. Se me mostró que el
hermano R no es una verdadera ayuda para la causa de Dios y
nunca podrá serlo a menos que experimente una conversión cabal.
Tiene numerosos defectos de carácter que tiene que detectar antes
que pueda ser aceptado por Dios como un obrero en su viña. La
Palabra de Dios es sagrada. En primer lugar, el hermano R no ha
experimentado ese cambio de corazón que transforma al hombre y
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