Página 79 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Experiencia no digna de confianza
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darse muchos ejemplos para mostrar cómo ha habido hombres y
mujeres que se han engañado al depender de su experiencia.
El Señor hizo al hombre recto en el comienzo. Éste fue creado
con una mente perfectamente equilibrada; el tamaño y la fuerza de
todos sus órganos estaban desarrollados en forma perfecta. Adán era
un tipo de hombre perfecto. Cada facultad de la mente estaba bien
proporcionada, cada una tenía una función peculiar, y sin embargo
todas dependían unas de otras para un uso pleno y adecuado de
cualquiera de ellas. Se les permitió a Adán y Eva comer de todos los
árboles del huerto, excepto de uno. El Señor le dijo a la santa pareja:
El día que comiereis del árbol del conocimiento del bien y del mal,
ciertamente moriréis. Eva fue seducida por la serpiente para creer
que Dios no haría como dijo que haría. “Ciertamente no moriréis”,
dijo la serpiente. Eva comió y se imaginó que experimentaba las
sensaciones de una vida nueva y más exaltada. Llevó el fruto a
su esposo, y lo que tuvo una influencia irresistible sobre él fue
la experiencia de ella. La serpiente había dicho que no moriría, y
ella no sintió ningún efecto perjudicial del fruto, nada que pudiera
interpretarse como significando la muerte; antes bien, tal como había
dicho la serpiente, experimentó una sensación placentera que ella
imaginó que era como la que sentían los ángeles. Su experiencia
estaba en contra de la orden positiva de Jehová, y Adán se dejó
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seducir por la experiencia de su esposa. Así ocurre con el mundo
religioso en general. Se transgreden las órdenes expresas de Dios,
y “por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el
corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para
hacer el mal”.
Eclesiastés 8:11
.
A pesar de las órdenes más positivas de Dios, los hombres y las
mujeres seguirán sus propias inclinaciones y luego se atreverán a orar
sobre el asunto, para convencer a Dios de que consienta permitirles
ir en contra de su expresa voluntad. El Señor no se agrada con tales
oraciones. Satanás viene junto a esas personas, como lo hizo con Eva
en el Edén, y causa una impresión en ellas, mediante un ejercicio
mental al que describen como la experiencia más maravillosa que
el Señor les ha dado. Una experiencia verdadera estaría en perfecta
armonía con la ley natural y la ley divina. Una experiencia falsa
se colocará en contra de la ciencia y de los principios de Jehová.
El mundo religioso está cubierto con un triste manto de oscuridad