Página 81 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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Experiencia no digna de confianza
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permite que lo hagan y que sufran las consecuencias. Se imaginan
que tienen una experiencia maravillosa.
Mi querida hermana, la firmeza es una influencia fuerte y domi-
nante en su mente. Usted ha adquirido fuerza para resistir y luchar
contra la oposición, y llevar adelante empresas difíciles e intrincadas.
Usted no ama las disputas. Es sumamente sensible y tiene sentimien-
tos profundos. Es estrictamente concienzuda y se la debe convencer
[rigurosamente] antes que ceda a las opiniones de otros. Si su salud
física no hubiera tenido fallas, usted habría llegado a ser una mujer
eminentemente útil. Usted ha estado enferma por largo tiempo, y
esto ha afectado su imaginación de modo que sus pensamientos se
han concentrado en usted misma, y la imaginación ha afectado al
cuerpo. Sus hábitos no han sido buenos en muchos respectos. Su
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alimentación no ha sido de la cantidad o calidad correctas. Usted ha
comido demasiado y de una calidad pobre de alimento, el cual no
podía convertirse en una buena sangre. Ha educado al estómago para
seguir este tipo de dieta. Su juicio le ha hecho creer que esto era lo
mejor, porque era lo que menos la alteraba. Pero ésta no era una ex-
periencia correcta. Su estómago no estaba recibiendo de su alimento
el vigor que debería. Ingerido en un estado líquido, su alimento no
le daría un vigor o tono saludable al sistema. Pero cuando cambie
este hábito y coma más sólidos y menos líquidos, su estómago se
sentirá alterado. No obstante, usted no debiera ceder en este punto;
debería educar su estómago para llevar una dieta más sólida. Usted
ha usado demasiada ropa y al hacerlo ha debilitado la piel. No le ha
dado a su cuerpo una oportunidad para respirar. Los poros de la piel,
o pequeñas aberturas a través de las cuales el cuerpo respira, se han
cerrado, y el sistema se ha llenado de impurezas.
Su hábito de salir a caballo al aire libre y al sol ha sido muy
benéfico. Su vida al aire libre la ha sostenido como para tener la
medida de fuerza física que ahora disfruta. Pero usted ha descuidado
otro ejercicio que es aun más esencial que éste. Ha dependido de
su carruaje para recorrer aun una corta distancia. Ha pensado que
si caminaba incluso un corto trecho esto la perjudicaría, y se ha
sentido cansada al hacerlo. Pero en esto su experiencia no es digna
de confianza.
La misma energía que usted usa al entrar y salir de un carruaje, y
al subir y bajar las escaleras, podría igualmente emplearla en caminar