Página 95 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 3 (2004)

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La obra en Battle Creek
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que no sentían que la tarea en la que estaban ocupados era sagrada.
La mano de Dios se ha extendido para juzgar a estos infieles. Su
curso de acción y sus resultados deberían constituir una advertencia
a otros para no hacer como ellos han hecho.
La experiencia de mi esposo durante el período de su enferme-
dad fue desdichada. Había trabajado en esta causa con interés y
devoción como ningún otro hombre lo había hecho. Había corrido
riesgos y asumido posiciones avanzadas según la Providencia lo
había dirigido, sin tener en cuenta la censura o las alabanzas. Había
permanecido solo, y batallado en medio de sufrimientos físicos y
mentales, ignorando sus propios intereses, mientras las personas a
quienes Dios había designado para que se mantuvieran a su lado
lo dejaron cuando él más necesitaba su ayuda. No sólo había sido
abandonado para batallar y luchar sin su ayuda y comprensión, sino
que frecuentemente había tenido que enfrentar su oposición y quejas
contra uno que estaba haciendo diez veces más que cualquiera de
ellos para establecer la causa de Dios. Todas estas cosas habían
ejercido su influencia; habían moldeado la mente que en un tiem-
po estaba libre de sospechas, y que tenía una actitud confiada, y
habían hecho que perdiera confianza en sus hermanos. Aquellos
que tuvieron parte en crear esta situación, en gran medida serán
responsables por el resultado. Dios los habría dirigido si le hubieran
servido ferviente y devotamente.
Se me mostró que mi esposo les había dado a sus hermanos evi-
dencias inequívocas de su interés en la obra de Dios y su devoción
a ella. Después de pasar años sufriendo privaciones y trabajando
incesantemente para establecer los intereses de la obra de publica-
ciones sobre una base firme, le entregó al pueblo de Dios aquello
que era suyo y que simplemente podría haber retenido y recibido las
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ganancias de ello si hubiera decidido hacerlo. Este acto mostró a la
gente que no estaba tratando de obtener ventajas personales, sino
que buscaba promover la causa de Dios.
Cuando mi esposo fue sorprendido por la enfermedad, muchos
actuaron con la misma insensibilidad hacia él que la que los fariseos
mostraban hacia los desgraciados y oprimidos. Los fariseos les
decían a los sufrientes que sus aflicciones eran consecuencias de
sus pecados, y que los juicios de Dios habían caído sobre ellos.
Al hacer esto aumentaban el peso de sus sufrimientos. Cuando mi