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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Dr. J, ha expresado estas ideas en público. Los jóvenes las han
oído y sus indicaciones han tenido tanta influencia sobre sus propios
hijos como sobre los otros. Habría sido mejor que hubiera deja-
do esas ideas en _____. El trabajo excesivo es perjudicial para el
crecimiento de los jóvenes; pero mientras centenares han roto su
constitución a causa del sobreesfuerzo que provoca la dedicación
exclusiva al trabajo duro, la inactividad, el exceso de comida y la
delicada ociosidad han demostrado ser la semilla de la enfermedad
en miles que se dirigen apresuradamente hacia la rápida decadencia.
La razón por la cual los jóvenes tienen la mente y los músculos
tan débiles es que apenas participan de alguna tarea útil. “He aquí
que ésta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia, saciedad
de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus hijas; y no
fortalecieron la mano del afligido y del menesteroso. Y se llenaron
de soberbia, e hicieron abominación delante de mí, y cuando lo vi
las quité”.
Hay algunos jóvenes en esta era de depravación que ni siquiera
pueden seguir los estudios necesarios para obtener una educación
común. ¿Por qué? ¿Por qué los niños se quejan de vértigo, dolor de
cabeza, de nariz sangrante, de palpitaciones y sensación de laxitud y
debilidad general? ¿Lo deberíamos atribuir al estudio atento? Los
padres indulgentes y protectores en exceso se compadecerán de sus
hijos porque se imaginan que sus lecciones son una ardua tarea y que
su aplicación a los estudios arruina su salud. Cierto, no es aconseja-
ble sobrecargar la mente de los jóvenes con demasiados estudios de
excesiva dificultad. Pero, padres, ¿acaso sólo han adoptado la idea
que sus hijos han sugerido y no han profundizado al respecto? ¿Aca-
so no han dado crédito demasiado fácilmente a la aparente razón
de su indisposición? Los padres y los cuidadores están obligados a
buscar las causas de este mal más allá de la superficie.
En noventa y nueve de cada cien casos, si se investigara, se
revelaría que, además de la imposición del estudio, hay otras causas
que perjudican a los niños, sus propios malos hábitos privan al
cerebro y al cuerpo de su energía vital. El sistema nervioso ha sido
dañado por la frecuente excitación, y se han puesto los cimientos para
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una decadencia prematura y cierta. El vicio solitario está matando a
miles, y aun a decenas de miles.