Página 103 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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El trabajo es beneficioso para la salud
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Los niños deberían tener ocupado su tiempo. El trabajo mental
adecuado y el ejercicio físico al aire libre no dañarán la constitución
de sus muchachos. El trabajo útil y la familiaridad con los misterios
del trabajo doméstico serán beneficiosos para sus muchachas, así
como también es útil para su constitución y su salud que desempeñen
alguna actividad al aire libre. Es necesario enseñar a trabajar a los
niños. La industria es la mayor bendición que los hombres, las
mujeres y los niños pueden recibir.
Se ha equivocado en la educación de sus hijos, ha sido dema-
siado indulgente. Los ha cubierto de favores y los ha excusado del
trabajo hasta tal punto que para algunos de ellos puede llegar a ser
desagradable. La inactividad, la falta de un empleo bien regulado,
los ha perjudicado en gran manera. Las tentaciones están por todas
partes, listas para arruinar la juventud de este y el próximo mundo.
El único camino seguro es el de la obediencia.
Ha sido ciego ante el poder que el enemigo tenía sobre sus hijos.
El trabajo doméstico, aun hasta la extenuación, no los habría perju-
dicado ni la mitad que los hábitos indolentes. Habrían escapado a
muchos peligros si hubiesen sido instruidos en un período temprano
para que ocuparan su tiempo con el trabajo útil. Su actitud no se-
ría tan desasosegada ni estarían tan ansiosos por cambiar y entrar
en la sociedad. Habrían escapado a muchas tentaciones vanas de
embarcarse en diversiones inútiles, lecturas frívolas, conversaciones
ociosas y otras actividades sin sentido. Su tiempo habría pasado más
satisfactoriamente y sin tantas tentaciones al buscar la asociación
con el sexo opuesto y exponerse a un mal camino. La vanidad y
la afectación, la inutilidad y el pecado cierto, son el resultado de
esta indolencia. Los padres, y en especial usted más concretamente,
han adulado a sus hijos y han sido indulgentes con ellos para gran
perjuicio suyo.
Orgullo y autocomplacencia
Apreciado hermano, ha cometido un grave error al presentarse a
sus pacientes en el consultorio como suele hacer, exaltándose a sí
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mismo y a su esposa. Sus propios hijos han sacado lecciones de esto
que han dado forma a sus caracteres. Ahora no le será fácil corregir
las impresiones que han sido dejadas. Son orgullosos y complacidos