Página 107 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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El trabajo es beneficioso para la salud
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Instituto es asunto suyo. Si hay algo que tiene que atender pero
no puede ocuparse de ello correctamente, porque lo reclaman en
otros asuntos, pida la ayuda de alguien que pueda atender esos
asuntos inmediatamente. Si esta tarea es demasiado pesada para
usted, tendría que renunciar a su puesto de responsabilidad y su lugar
debería estar ocupado por alguien que pueda cumplir correctamente
con todos los deberes.
En su consultorio frecuentemente ha impuesto a los pacientes y
asistentes cargas innecesarias y atenciones hacia su persona mien-
tras que, al mismo tiempo, vi que usted no cumplía con la mitad
de los deberes que recaían sobre usted como médico. No atendía
adecuadamente los casos de los enfermos que estaban a su cuidado.
Los pacientes no son ciegos; perciben su negligencia. Están lejos
de sus hogares y hacen un gran sacrificio para recibir los cuidados
y los tratamientos que no pueden recibir en sus casas. Todas esas
reprimendas que dispensa en el consultorio son perjudiciales para la
institución y desagradan a Dios.
Es verdad que tiene que soportar pesadas cargas, pero en muchos
casos ha echado la culpa sobre los pacientes y a los asistentes cuando,
en realidad, la causa estaba en su propia familia, que requiere su
constante ayuda pero, a cambio, no lo ayuda en nada. Nadie de su
familia le echa una mano o le dice palabras de aliento. Si estuviera
libre de cargas fuera del Instituto, podría soportar sus obligaciones
con mucha más facilidad y sus fuerzas no se verían mermadas. Es su
deber tener cuidado de su familia, pero no es preciso que ellos sean
tan inútiles ni una carga tan grande para usted. Si quisieran, podrían
ayudarlo.
También es su deber conservar su salud, y si los cuidados que
debe dispensar a su familia son tan grandes que sobrecargan el
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trabajo en el que está comprometido y es incapaz de dedicar el
tiempo y la atención a los pacientes y al Instituto de Salud, su deber
real, es renunciar a su cargo y buscar un lugar en el que pueda
hacer justicia a su familia, a usted mismo y a las responsabilidades
que asuma. El cargo que ahora ocupa es importante. Requiere un
intelecto despierto, fuerza mental, nervios templados y músculos
firmes. Para tener éxito en el trabajo es necesaria una dedicación
honesta; nada que esté por debajo de esto hará que la institución