Página 112 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
neficioso para ellos que renuncien al privilegio de unirse a aquellos
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que aman la fe; porque la verdad pierde importancia en sus mentes,
sus corazones se sumen en las tinieblas y ya no son vivificados por
su influencia santificadora y se reduce su espiritualidad. No reciben
la fuerza de las palabras del predicador viviente. Los pensamientos
y los negocios mundanos empujan constantemente sus mentes para
que excluyan los temas espirituales.
La fe de la mayoría de los cristianos se desvanecerá si constante-
mente descuidan reunirse en asamblea y orar. Si les fuera imposible
gozar de ese privilegio religioso, Dios se valdría de sus ángeles para
enviar luz del cielo, para animar, alentar y bendecir su pueblo dis-
perso. Pero no es su propósito obrar un milagro para sustentar la fe
de sus santos. Se les pide que amen suficientemente la verdad, de
modo que puedan soportar algunos sufrimientos para obtener los
privilegios y las bendiciones que Dios les promete. Lo mínimo que
pueden hacer es dedicar algunos días del año para unir esfuerzos en
beneficio del avance de la causa de Cristo e intercambiar consejos
amables y amistad.
Muchos dedican casi todo su tiempo en sus propios placeres y
asuntos temporales y escatiman los pocos días que pasan fuera de
sus hogares y el gasto que representa desplazarse lejos para unirse a
aquellos que se han reunido en asamblea en nombre del Señor. La
Palabra del Señor define la codicia como idolatría; ¡cuántos idólatras
hay incluso entre aquellos que profesan ser seguidores de Cristo!
Es preciso que nos reunamos y demos testimonio de la verdad.
El ángel de Dios dijo: “Entonces los que temían a Jehová hablaron
cada uno a su compañero; y Jehová escuchó y oyó, y fue escrito
libro de memoria delante de él para los que temen a Jehová, y para
los que piensan en su nombre. ‘Y serán para mí especial tesoro’,
ha dicho Jehová de los ejércitos, ‘en el día en que yo actúe; y los
perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve’”.
Malaquías 3:16, 17
.
Por lo tanto, vale la pena aumentar los privilegios que están a
nuestro alcance y, aun a costa de algún sacrificio, unirnos a aquellos
que temen a Dios y hablan por él, porque se nos dice que escucha
los testimonios mientras los ángeles escriben en los libros. Dios se
acordará de aquellos que se hayan unido para pensar en su nombre
y los protegerá de la gran conflagración. A sus ojos serán como un
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