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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
su progreso en las malas acciones. Pocos son los que se dan cuenta,
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al iniciar este peligroso viaje, hasta qué punto los guiará Satanás.
El informe desfavorable tuvo un efecto terrible sobre el pueblo.
Los israelitas hicieron amargos reproches a Moisés y Aarón. Al-
gunos gimieron y protestaron, diciendo: “¡Ojalá muriéramos en la
tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos!”
Números
14:2
. Luego sus corazones se alzaron contra el Señor y lloraron y
se lamentaron, diciendo: “‘¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra
para caer a espada, y que nuestras mujeres y nuestros niños sean por
presa? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?’ Y decían el uno al
otro: ‘Designemos un capitán, y volvámonos a Egipto’”.
Números
14:3, 4
.
Así manifestaron su falta de respeto por Dios y los dirigentes
que él había puesto para conducirlos. No preguntaron al Señor qué
debían hacer, sino que dijeron: “Designemos un capitán”. Tomaron
la iniciativa porque se creían competentes para ocuparse de sus
asuntos sin que fuese necesaria la ayuda divina. Acusaron a Moisés,
y también a Dios, de haberlos engañado con la promesa de una tierra
que eran incapaces de poseer y, al final, llegaron a designar a uno de
ellos para que fuera su capitán y los dirigiera en su regreso a la tierra
de sufrimiento y esclavitud de la cual los había librado el poderoso
brazo de la omnipotencia de Dios.
Moisés y Aarón todavía estaban postrados en presencia de toda
la asamblea, implorando en silencio la misericordia divina para con
Israel. Su aflicción era tan profunda que no hay palabras para descri-
birla. Una vez más, Caleb y Josué se adelantaron y la voz de Caleb
se levantó una vez más con honestidad llena de dolor por encima de
las quejas de la congregación: “La tierra por donde pasamos para
reconocerla, es tierra en gran manera buena. Si Jehová se agradare
de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra
que fluye leche y miel. Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová,
ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos
como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está
Jehová; no los temáis”.
Números 14:7-9
.
Los cananitas habían colmado la medida de su iniquidad y el
Señor no estaba dispuesto a tolerarlos más. Al haber caído sus de-
fensas, serían una presa fácil para los hebreos. Los cananitas no
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estaban preparados para la batalla, porque se sentían tan fuertes que