Página 169 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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La toma de Jericó
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para ellos mismos que dejan de creer las declaraciones del Señor y
se pierden en sus propias elucubraciones.
Muchos que profesan nuestra fe se encuentran en esta posición.
Son débiles y carecen de fuerza porque confían en su propio poder.
Dios obra con potencia por el pueblo que obedece su palabra sin
cuestionarla ni dudar de ella. La majestad del cielo, con el ejército
de los ángeles, arrasó los muros de Jericó sin la ayuda de ningún
hombre. Los guerreros armados de Israel no tenían ningún motivo
para vanagloriarse de sus logros. Todo se hizo por el poder de Dios.
Cuando el pueblo deja de pensar en sí mismo y abandona el deseo
de obrar según sus propios planes, cuando humildemente se somete
a la voluntad divina, Dios reaviva su fuerza y trae la libertad y la
victoria a sus hijos.
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