Página 199 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Son necesarias las reprobaciones fieles
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La mezquindad es su elemento, y la atmósfera que los rodea es
venenosa para la paz y la felicidad.
El gran pecado de _____ es que no quiso recibir la luz que Dios
le dio a través de sus siervos. Cristo dijo a sus apóstoles: “El que
recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí,
recibe al que me envió”.
Juan 13:20
. Queda claro en esto que los
que rechazan los mensajes de los siervos de Dios, no sólo rechazan
al hijo, sino también al Padre.
Y sigue diciendo: “Mas en cualquier ciudad donde entréis, y no
os reciban, saliendo por sus calles, decid: ‘Aun el polvo de vuestra
ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra voso-
tros. Pero esto sabed, que el reino de Dios se ha acercado a vosotros’.
Y os digo que en aquel día será más tolerable el castigo para Sodoma
que para aquella ciudad. ¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida! Que
si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que se han
hecho en vosotros, tiempo ha que sentadas en cilicio y en ceniza
se habrían arrepentido. Por tanto, en el juicio será más tolerable el
castigo para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Capernaúm, que
hasta los cielos eres levantada, hasta el Hades serás abatida. El que
a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me
desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió”.
Lucas
10:10-16
.
¡Cuán terribles y solemnes son estas palabras! Es muy impor-
tante que no rechacemos las advertencias y admoniciones que Dios
nos hace llegar por medio de sus humildes instrumentos; porque
al menoscabar la luz que traen sus mensajeros menoscabamos al
Salvador del mundo, al Rey de gloria. Muchos corren este terrible
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riesgo y atraen sobre sí la condenación de Dios. El Todopoderoso
no será tenido en menos ni permitirá que su voz sea despreciada sin
impunidad.
Los males de la falta de disciplina
Los hermanos C y D no trajeron el alivio a la causa en _____ que
debieran haber traído. Si humildemente, hubiesen permanecido en
el temor de Dios y perseverado en hacer el bien tanto en la iglesia
como en la obra, habrían sido una gran bendición para la obra de
Dios. Si se hubiesen apercibido de la gran responsabilidad que tienen