Página 205 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

Basic HTML Version

Son necesarias las reprobaciones fieles
201
de toda autoridad. Dios considera a esos padres responsables de la
malicia y la rebelión de los jóvenes que están a su cuidado.
Satanás ha tenido un maravilloso éxito en sus planes. Los hom-
bres de experiencia, los padres de familia, que manifiestan una obs-
tinada resistencia cuando sus planes son contravenidos muestran
claramente que no pueden controlarse a sí mismos. ¿Cómo pueden,
pues, controlar a sus hijos, que siguen sus mismos pasos y se rebe-
lan contra su autoridad y cualquier otra norma, como ellos mismos
se rebelan contra la autoridad de la iglesia y las instituciones con
las que se relacionan? Algunos de estos pretendidos cristianos se
han rendido en las manos de Satanás y se han convertido en sus
instrumentos. Influyen en las almas contra la verdad mostrando su
insubordinación e insatisfacción. A la vez que profesan justicia,
huyen de delante del Todopoderoso y, antes de darse cuenta de la
enormidad de su pecado, han cumplido el objetivo del adversario.
El daño ya ha sido hecho, la sombra de tinieblas ya se ha extendido,
[202]
las flechas de Satanás han encontrado un blanco. Ciertamente, un
poco de levadura ha bastado para fermentar toda la masa. La falta
de fe se infiltra y hunde sus garras en las mentes que han aceptado
completamente la verdad.
Entre tanto, esos espasmódicos obreros de Satanás miran inocen-
temente a los que después de haberlos arrastrado al escepticismo
permanecen inamovibles ante la reprensión y las súplicas. Mientras
esas personas que han recibido su influencia se han alejado de la fe
más aún de lo que ellos mismos se habrían aventurado, se lisonjean
de ser, en comparación, virtuosos y justos. No entienden que esos
desdichados casos son hijos de sus lenguas desenfrenadas y su per-
versa rebelión, porque los que han cedido a la tentación han caído
por culpa de su mala influencia. Ellos iniciaron el problema; ellos
sembraron la semilla de la anarquía y la infidelidad.
No hay justificación para que las familias traigan a sus hijos
a _____ sin que estén bajo el control de sus padres. Si los padres
han desoído la palabra de Dios al respecto de la instrucción y la
formación de sus hijos, _____ no es su lugar. Sólo traerán la des-
moralización de los jóvenes del lugar y la discordia dominará allí
donde debieran reinar la paz y la prosperidad. Que tales padres se
ocupen de corregir y disciplinar a sus hijos antes de aventurarse a
imponerlos a la iglesia de _____