Página 217 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Consagración completa
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No ha sentido suficientemente sus obligaciones para con Dios
por haberle salvado la vida. Sus propias razones infantiles y pe-
tulantes lo han llevado a excusarse una y otra vez de los deberes
religiosos que nos son delegados en todas las ocasiones y todas las
circunstancias. Dios no acepta el sentimiento de desánimo como
disculpa por haber descuidado un sólo deber. Requiere de usted todo
lo que sea capaz de hacer; su tiempo y sus fuerzas no son suyos,
sino de Dios.
Dios indicó que podría ser educado para desempeñar un papel
en su causa, pero era necesario que su mente fuera entrenada y
disciplinada para trabajar en armonía con el plan de Dios. Si así
lo desease, podría obtener la experiencia necesaria; ante usted se
presentó el privilegio de negar sus inclinaciones siguiendo el ejemplo
que el Salvador le dio con su vida. Sin embargo, no se ha mostrado
dispuesto a aprender todo cuanto pudiera y fuera importante para
convertirse en un correcto obrero por la causa de Dios. Había algunas
cosas pendientes de reforma en usted antes de que el Señor pudiera
usarlo como un instrumento efectivo.
Hermano C, para usted fue un sacrificio abandonar su granja; le
gustaba la vida que gozaba ahí. Venir a _____ no fue una elección
voluntaria. No tenía conocimiento alguno en relación con los asuntos
de la página impresa. Aun así, estaba dispuesto a poner lo mejor de
su parte y en muchos aspectos su actuación fue buena. Sin embargo,
en su camino surgieron muchas piedras de tropiezo. La conducta del
hermano F era errónea en muchos aspectos y usted no protegió su
consagración a Dios. Se unió a él en espíritu y no se mantuvo libre.
Desagradó a Dios en muchas cosas y separó su alma de él. Satanás
ganaba gran poder sobre usted; sus pasos casi se habían extraviado,
estuvo a un paso de caer en la incredulidad y la enfermedad detuvo
su carrera. Dios tuvo misericordia de usted y lo salvó para darle una
nueva oportunidad en la vida. No obstante, usted no se ha rendido
completamente a él. Su terca voluntad no ha sido subyugada y
dulcificada; necesita una nueva conversión. Se ha sumido fácilmente
en la ansiedad y la preocupación, se ha preparado para hacer frente
a cualquier cosa que usted considerase que lo menoscababa; sus
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sentimientos se alzaron contra todo lo que le hería en el orgullo.
Apreciado hermano, nada de eso está bien. Debe vencerlo o el
enemigo obtendrá la victoria sobre usted.