Página 252 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
La fe de Abrahán debe ser nuestro ejemplo; sin embargo, cuán
pocos soportarán pacientemente una simple reprensión por los peca-
dos que hacen peligrar su bienestar eterno. Cuán pocos reciben la
corrección con humildad y sacan un beneficio de ella. La exigencia
de Dios respecto de nuestra fe, nuestros servicios y nuestros afec-
tos debe recibir una respuesta alegre. Tenemos una deuda infinita
para con el Señor y debemos cumplir sin vacilación el menor de
sus requerimientos. Para violar los mandamientos, no es necesario
que pisoteemos todo el código moral. Si despreciamos un precepto,
somos transgresores de la ley sagrada. Pero si queremos ser fieles
observadores de los mandamientos, debemos observar estrictamente
todo lo que Dios nos ha impuesto.
Dios permitió que su propio Hijo sufriese la muerte en cumpli-
miento de la condena por la transgresión de la ley; por tanto, ¿cómo
tratará a aquellos que, frente a toda esta evidencia, se aventuran en
la senda de la desobediencia después de haber recibido la luz de la
verdad? El hombre no tiene derecho a presentar su conveniencia o
sus necesidades en este asunto. Dios proveerá; el que alimentó a
Elías a orillas del arroyo, haciendo de un cuervo su mensajero, no
dejará a sus fieles sufrir por falta de alimento.
El Salvador preguntó a sus discípulos, apremiados por la pobre-
za, por qué se acongojaban por lo que debían comer y cómo habían
de vestirse. Les dijo: “Mirad las aves del cielo, que no siembran,
ni siegan, ni allegan en alfolíes; y vuestro Padre celestial las ali-
menta. ¿No sois vosotros mucho mejores que ellas?”
Mateo 6:26
.
Les señaló las hermosas flores, formadas y matizadas por la mano
divina, diciendo: “Y por el vestido, ¿por qué os congojáis? Reparad
los lirios del campo, cómo crecen; no trabajan ni hilan; mas os digo,
que ni aun Salomón con toda su gloria fue vestido así como uno de
ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana es echada en el
horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres
de poca fe?”
Mateo 6:26, 28-30
.
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¿Dónde está la fe del pueblo de Dios? ¿Porqué sienten sus miem-
bros tanta duda y desconfianza respecto de Aquel que provee para
sus necesidades y los sostiene por su fuerza? El Señor probará la fe
de su pueblo; mandará reprensiones, que serán seguidas por afliccio-
nes si no se escuchan estas advertencias. Quebrantará el fatal letargo
del pecado a cualquier precio en aquellos que se han apartado de