Página 292 - Testimonios para la Iglesia, Tomo 4 (2007)

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Testimonios para la Iglesia, Tomo 4
Dios. Si aceptamos los principios de la verdad divina, y les damos
un lugar en el corazón, nos llevarán a una altura tal de excelencia
moral que jamás hubiéramos siquiera imaginado. “Aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se
manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como
él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí
mismo, así como él es puro”.
1 Juan 3:2
.
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Aquí el hombre tiene una tarea. Debe mirar de frente al espejo, la
ley de Dios, discernir los defectos de su carácter moral y dejar a un
lado sus pecados, lavando las vestiduras de su carácter en la sangre
del Cordero. El corazón que sea un recipiente del amor de Cristo
y abrigue la esperanza de ser hecho a su semejanza cuando lo vea
tal como él es, será purificado de la envidia, el orgullo, la malicia,
el engaño, la contienda y el delito. La religión de Cristo refina y
dignifica a quien la posee, sean cuales sean sus relaciones o el
momento en que se encuentre su vida. Los hombres que llegan a ser
cristianos ilustrados se levantan por encima del nivel de su antiguo
carácter con una fuerza moral y mental mayor. Por los méritos del
Salvador, los que cayeron y se degradaron en el pecado y el crimen,
pueden ser exaltados a una posición semejante a la de los ángeles,
aunque un poco inferior.
Sin embargo, la influencia del evangelio de esperanza no llevará
al pecador a ver la salvación de Cristo como un mero asunto de
gracia gratuita que le permite seguir viviendo en la transgresión de
la ley de Dios. Cuando en su mente rompa el alba de la luz de la
verdad y entienda completamente las exigencias de Dios, cuando se
dé cuenta de la magnitud de sus transgresiones, reformará sus actos,
se hará leal a Dios mediante la fuerza que obtenga de su Salvador y
vivirá una vida nueva y más pura.
Mientras estuve en Salem entablé amistad con el hermano y
la hermana Donaldson, quienes deseaban que su hija regresara a
Battle Creek con nosotros y asistiera al colegio. La salud de la joven
era precaria y para ellos representaba un gran esfuerzo separarse
de ella, su única hija, pero las ventajas espirituales que recibiría
los indujeron a hacer el sacrificio. Es para nosotros un motivo de
alegría decir aquí que en la última reunión de campo de Battle
Creek esa querida muchacha fue sepultada con Cristo en las aguas
del bautismo. Esta es otra prueba de la importancia de que los